El juez envía al yihadista de Algeciras a un psiquiátrico a la espera de su juicio

Mateo Balín MADRID/COLPISA

ESPAÑA

Yasine Kanjaa en la plaza Alta de Algeciras tras asesinar al sacristán.
Yasine Kanjaa en la plaza Alta de Algeciras tras asesinar al sacristán. IMAGEN DE VÍDEO

La investigación confirma también la radicalización exprés de Yassine Kanjaa

22 mar 2024 . Actualizado a las 11:45 h.

Yassine Kanjaa, el ciudadano marroquí de 25 años acusado por el atentado de Algeciras (Cádiz), sufrió un proceso de radicalización exprés mediante el visionado de material yihadista en distintas páginas de internet. Una circunstancia que sumada a la identidad de las personas agredidas, los lugares de culto religioso donde actuó y sus manifestaciones en sede judicial permiten inferir el carácter terrorista de sus actos.

Así lo recoge en un auto el juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea, instructor de la causa abierta por el atentado del pasado 25 de enero en la ciudad gaditana. En el mismo fue asesinado el sacristán Diego Valencia y heridas dos personas, incluido el sacerdote Antonio Rodríguez.

En dicha resolución, en la que se rechaza la inhibición a favor de los juzgados de Algeciras pedida por la defensa, se acuerda el levantamiento del secreto del sumario al estar la investigación prácticamente culminada. La última decisión al respecto del instructor ha sido ordenar el ingreso provisional en un centro psiquiátrico penitenciario de Kanjaa a la espera del juicio, tal como habían recomendado los forenses de la Audiencia Nacional, según informa Europa Press.

En suma, los hechos investigados encajan de forma provisional en un delito de asesinato y dos delitos de asesinato en grado de tentativa con fines terroristas, según el instructor. Una tesis respaldada por la Fiscalía de la Audiencia Nacional.

De lo actuado hasta el momento se desprende que el 25 de enero Kanjaa acudió sobre las 18.30 horas a la iglesia de San Isidro de Algeciras. Allí empezó a vociferar expresiones y realizar referencias a elementos religiosos, al parecer en árabe y español, refiriéndose al Corán, a la Biblia y señalando una virgen de la Iglesia, en una actitud desafiante. Tras una breve disputa dialéctica, se fue del lugar sobre las 18.45 horas. Regresó a su domicilio «con el objetivo claro y definido» de ejecutar los hechos que se desarrollarían a continuación.

Con esta finalidad cogió un machete de grandes dimensiones que guardaba en su habitación, lo ocultó bajo la chilaba negra que vestía, apagó su teléfono y lo guardó en el interior de un cajón de su mesita.

Periplo criminal

Sobre las 19.00 horas, tras salir armado de su domicilio, se encontró con la primera de sus víctimas, a la que le causó lesiones. Kanjaa reconoce que le agrede con intención de matarle, pues cree que es «un marroquí-español que frecuenta esa iglesia por ser converso y no practicar la auténtica religión, el islam».

Yassine le muestra que debajo de la chilaba que viste porta el machete y el herido sale huyendo. La tercera fase de lo ocurrido se centra en torno a las 19.15 horas, cuando regresó al templo de San Isidro y acometió la segunda acción lesiva. Accedió al interior profiriendo gritos en árabe, se dirigió por el pasillo central en busca del párroco y le pegó un golpe en la nuca.

Diez minutos después acudió a una segunda iglesia, la de Nuestra Señora de la Palma y se dirigió directamente hacia el sacristán Diego Valencia, que iba con una sotana blanca y al que el asesino confundió con el sacerdote. Este intentó huir de los golpes. Sale al exterior por la puerta lateral. y llegó al centro de la plaza, donde tropezó. Entonces Yassine aprovechó para darle dos machetazos mortales.