El «hombre del saco» de Lardero tuvo la osadía de decir que el niño se dejó

ESPAÑA

Almeida, esta semana, durante el juicio.
Almeida, esta semana, durante el juicio. FERNANDO DIAZ | EFE

En 1993 violó a una menor, en 1998 mató a una mujer y en el 2021, a un crío

18 abr 2023 . Actualizado a las 11:54 h.

Francisco Javier Almeida tuvo esta semana a todo el país reunido en su cara. Expectante de lo que iba a declarar el hombre de 55 años acusado de matar y violar a un niño de nueve en Lardero (La Rioja) el 28 de octubre del 2021. Si no lo hubiesen puesto en libertad antes de cumplir una condena por otro crimen anterior, nada de esto hubiese pasado.

Pero pasó y ahora hay unos padres «muertos en vida». Sin consuelo alguno, solo quieren que el supuesto asesino de su hijo sea condenado a prisión permanente revisable, la máxima pena que contempla el Código Penal, más 15 años por agresión sexual.

Sobre las ocho de la tarde de aquel día, el acusado bajó al parque. Según se deduce de las declaraciones de dos niñas del barrio, en busca de una presa fácil y frágil que colmase sus más crueles instintos. Las crías relataron que días antes lo había intentado con ellas. Para ganarse su confianza, a una le dijo si quería ver un cachorro que tenía en casa y a la otra le habló de unos pajaritos. No fueron con él. No les dio buena espina. Tanto es así, que se lo comentaron a sus padres y estos dieron la voz de alarma. Mucha gente en la zona sabía de la existencia de un hombre que andaba engatusando a menores y alguien lo comunicó a la policía. Había padres que estaban ya en alerta y les contaron a sus hijos la pedagógica y terrorífica historia del hombre del saco. Pero los de Álex nada sabían, pues son de Logroño y acudieron a Lardero para pasar el día con unos amigos y merendar al aire libre. El pequeño se encontraba junto a ellos cuando de pronto quiso despedirse de una amiga. «Ahora vengo», dijo el crío. A esa hora, ya solo las farolas dejaban ver lo que había delante.

Unos minutos después, como el pequeño no aparecía, los padres comenzaron una angustiosa búsqueda. Preguntando a todo el mundo si habían visto a su hijo disfrazado del personaje de la niña de El Exorcista porque esa noche se celebraba el Samaín. Unos padres que sí sabían que por la zona merodeaba un «indeseable» que acechaba a niños, en seguida dirigieron su mirada hacia la calle en la que podría vivir ese individuo. Muy pronto, las pistas de unos y otros llevaron a ese ejército de padres hacia un portal. Cuando entraron se toparon en un rellano con Francisco Javier Almeida, que llevaba en brazos al pequeño Álex envuelto en una manta. Acorralado, dio una explicación: «Se me ha desmayado en casa y he intentado reanimarlo».

Sin escapatoria alguna, se dejó retener por unos mientras otros trataron de reanimar al pequeño, ya sin aliento. Llegó de inmediato la policía local y la Guardia Civil. Unos agentes lucharon por que el pequeño volviese a la vida y otros detuvieron al acusado. Todo sucedió con los padres de Álex presentes. Destrozados, queriendo irse con su hijo al cielo.

Graves antecedentes

A las pocas horas, supieron que aquel individuo había sido condenado en el 2001 a 30 años de prisión por el asesinato y agresión sexual a una agente inmobiliaria en 1998 en Logroño. Y que terminaría la condena el 17 de agosto de aquel año, pero en abril del 2020 había accedido al tercer grado penitenciario con la oposición de la mayoría de los miembros de la Junta de Tratamiento de la cárcel de El Dueso (Cantabria). Ese hombre, además, ya había sido condenado en 1993 a siete años de prisión por una agresión sexual a una menor.

Almeida volvió esta semana al banquillo de la Audiencia de La Rioja. Todo el mundo quería saber qué podría decir en su defensa un hombre cazado con un niño muerto en brazos. Su alegato se ensañó todavía más con los padres: «No lo forcé. El niño se bajó los pantalones voluntariamente». Luego dijo no acordarse de nada más que el pequeño «empezó a chillar y le eché las manos. Le tapé la boca y ya no me acuerdo. Algo pasó».

Dicho eso, no se escuchó ni una sola palabra en la sala del juicio que no fuera para condenarlo. Sin un solo testigo que declarase a su favor o amortiguase su culpabilidad.

Una niña del barrio declaró que días antes la invitó a subir a casa

Una niña de 12 años, que vive en el barrio de Lardero en el que fue asesinado y agredido sexualmente Álex, aseguró que el presunto criminal le daba «miedo», porque la seguía hasta su edificio y un día le invitó a su casa para que le ayudase a limpiar una jaula con pajaritos. En la quinta sesión del juicio, con tribunal popular, que se celebra en la Audiencia Provincial de Logroño por este crimen, se han reproducido las grabaciones realizadas durante la instrucción a esta niña y otro amigo suyo de 12 años, quienes conocían a Almeida de verle por la zona. La menor explicó que Almeida la solía saludar cuando la veía por la zona y ella, por educación, le respondía; pero cuando un día le invitó a subir a su casa, le respondió que tenía que pedirle permiso a su madre y el acusado, entonces, descartó el plan.

Otras veces la seguía a ella y a otra amiga vecina suya por Lardero, por lo que las niñas optaban por entrar a su urbanización por el garaje, para que el acusado no supiera dónde vivían. También se quedaba oculto en zonas oscuras del barrio para observar a las menores. Estas chicas y su grupo de amigos sabían el edificio en el que residía Almeida, a escasos metros de un colegio y de un parque infantil, y se solía asomar a mirarles desde la ventana de la zona común de su edificio, donde se instaló en abril del 2020, cuando estaba en libertad condicional por un asesinato y agresión sexual a una mujer en Logroño en 1998.

Todavía tendría que estar preso si no le diesen el tercer grado

El acusado había sido condenado a 30 años y pasó entre rejas 21. Estaba internado en la cárcel de El Dueso (Cantabria) y la pena terminaba el próximo 17 de agosto. Pero Almeida accedió al tercer grado con la oposición de la mayoría de los miembros de la Junta de Tratamiento de la prisión, que consideraron que había riesgo de reincidencia. Pero a su favor estuvo su buen comportamiento, sus 39 permisos penitenciarios sin incidentes y el tiempo de condena ya transcurrido.

En enero, con la aplicación de la Ley de garantía integral de la libertad sexual (la conocida como ley del «solo sí es sí»), se rebajó de 10 a 8 años la pena que se le había impuesto por aquella agresión sexual. El hombre ya había sido condenado en 1993 a 7 años de prisión por la agresión sexual a una menor.

Tras la muerte de Álex y la polémica generada, el Gobierno anunció que revisaría si hubo fallos en el protocolo para conceder el tercer grado al acusado del crimen. «Cuando un juez dice que un elemento como este tiene buena conducta debe saber que violadores, asesinos y pederastas tienen buena conducta en la cárcel, fantástica, porque allí no hay ni mujeres ni niños», declaró antes de iniciarse el juicio la presidenta de la Asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella, de la acusación popular. Por eso, «a ese director de prisión, a la Junta y al juez los vamos a llevar a la Audiencia Nacional».