El pacto de ERC y PSC sobre las cuentas entierra la política de bloques del «procés»

Cristian Reino BARCELONA/COLPISA

ESPAÑA

Pere Aragonès (izquierda) y Salvador Illa (derecha) tras alcanzar el acuerdo presupuestario.
Pere Aragonès (izquierda) y Salvador Illa (derecha) tras alcanzar el acuerdo presupuestario. Lorena Sopêna | EUROPAPRESS

Los socialistas y los comunes darán su apoyo a los presupuestos de Aragonès

02 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cataluña entra en una nueva fase política. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el jefe de la oposición y líder del PSC, Salvador Illa, firmaron ayer un acuerdo que permitirá al Gobierno catalán aprobar los presupuestos autonómicos de este año. El Ejecutivo catalán celebrará este jueves una reunión extraordinaria para dar luz verde al proyecto, con el objetivo de acelerar su tramitación y que las cuentas entren en vigor en marzo.

Gobierno autonómico y PSC anunciaron el pacto a través de un comunicado y mediante dos comparecencias, por separado, de la consejera de la Presidencia, Laura Vilagrà, y del propio Illa. La rúbrica fue en el palacio de la Generalitat. Aragonès e Illa se dieron fríamente la mano y ni siquiera hicieron declaraciones. En las formas de unos y otros subyacen las desconfianzas y las enormes diferencias entre socialistas y republicanos. La consejera Vilagrà, por ejemplo, no dio ni las gracias de cortesía al PSC.

Primer pacto en 10 años

Se trata del primer acuerdo transversal en Cataluña entre el Gobierno y una fuerza no nacionalista, en este caso el PSC, tras más de diez años de pactos solo entre fuerzas soberanistas. La última vez que un partido constitucionalista tuvo incidencia en la gobernabilidad catalana fue el PP, cuando en el 2012 facilitó la aprobación de los presupuestos de Artur Mas. Poco después empezó el procés. Ahora los socialistas salieron al rescate del Gobierno catalán, que podrá aprobar sus presupuestos con el apoyo también de En Comú Podem.

Aragonès empezó la legislatura, hace casi dos años, de la mano de Junts y la CUP, y en el ecuador de su mandato se ha asociado a socialistas y comunes. El acuerdo entre el PSC y ERC supone un cambio de rasante. La unidad secesionista saltó por los aires con la ruptura entre ERC y Junts, hace cuatro meses, y ahora se abre un nuevo período. Socialistas y republicanos son adversarios políticos, pero ya han llegado a entendimientos en tres ámbitos: Congreso, Cataluña y Ayuntamiento de Barcelona. Por ello, desde las filas independentistas, de Junts y la CUP, y de la derecha, alertaron de que regresa el tripartito de izquierdas, como el que gobernó en Cataluña entre el 2003 y el 2010, primero con Maragall y más tarde con Montilla.

De momento no hay sintonía política entre PSC y ERC para explorar un pacto que vaya más allá, pero entre los republicanos y los comunes ya hace tiempo que hay complicidad. Sin ir más lejos, En Comú Podem es la única fuerza que compra la idea de Aragonès de buscar un acuerdo de claridad a la canadiense para celebrar un referendo.

El Gobierno catalán se resistió ayer a dar por muerto el procés. Lo que sí desaparece, y así lo testificaron Junts y la CUP, es la legislatura del 52 %, en la que las tres fuerzas independentistas se unieron tras superar por primera vez el 50 % de los votos. Tanto ERC como el PSC arriesgan ahora. El más favorecido a corto plazo es Pedro Sánchez, que se garantiza cierta estabilidad. Los socialistas ganan centralidad, se presentan como una formación responsable, pero dan oxígeno a los republicanos en vísperas de las municipales. Aragonès, por su parte, evita un adelanto electoral que parecía cantado, pues ERC no podía seguir gobernando con 33 diputados (de 135). Eso sí, asume el desgaste de ceder ante el PSC (cuarto cinturón, aeropuerto y Hard Rock) y el independentismo lo acusa de haber dinamitado la mayoría secesionista.