Si la célebre «cocina» del sondeo del CIS —el método por el que se calcula la estimación de voto a partir de la intención directa— despierta algo más que recelos en la oposición, la batería de preguntas incluida en este último barómetro tampoco ha sumado adeptos al club de fans de Tezanos.
En cuanto a los cambios legislativos para desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial y para derogar la sedición y reducir las penas por malversación, el CIS plantea tres preguntas, pero todas relativas únicamente al grado de conocimiento de los ciudadanos sobre estos asuntos y sin indagar sobre la opinión que les merecen. El tono cambia en las tres siguientes, relativas a la renovación del TC y del CGPJ, donde el sondeo plantea al encuestado interrogantes como «¿Está usted a favor o en contra de que los jueces del Tribunal Constitucional puedan prohibir al Parlamento debatir leyes?» o «¿Qué partido cree que es el principal responsable de que no se haya llegado a un acuerdo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional?».
Desconfianza ciudadana
La crisis institucional es uno los factores que ha contribuido durante los últimos meses a erosionar la imagen de los políticos, a quienes los encuestados identifican como responsables directos de tres de los diez principales problemas del país. Esto se traduce en la desconfianza que reflejan las valoraciones de los líderes: un 67,2 % de los ciudadanos tienen poca o ninguna confianza en Pedro Sánchez, cifra que en el caso de Alberto Núñez Feijoo se sitúa en el 71,2 %. A la hora de las calificaciones, Sánchez logra un 4,38, y Feijoo, un 4,27, mientras que Yolanda Díaz roza el aprobado con un 4,87. Díaz sube nota al preguntar por la valoración de los ministros: con un 5,11, es la segunda, detrás de Margarita Robles (5,16), mientras que Irene Montero (3,69) e Ione Belarra (3,63) obtienen las peores puntuaciones.