Encuentran en un vertedero el cadáver de uno de los dos menores desaparecidos en Madrid

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Cartel de los dos primos desaparecidos en Madrid
Cartel de los dos primos desaparecidos en Madrid policía

La Policía no descarta la muerte accidental aunque el cuerpo, en un estado muy deteriorado tras pasar por las trituradoras de la planta, dificulta la investigación

11 ene 2023 . Actualizado a las 14:06 h.

«No se descarta nada. Desde la muerte accidental al homicidio, aunque, por el momento, no tenemos ninguna prueba que apunte al asesinato», afirman los mandos de la investigación. El cadáver de Fernando Fernández García, el menor de 17 años que desapareció el 10 de diciembre, con su primo de 11 años en el barrio madrileño de Carabanchel cuando fueron a comprar un bocadillo, fue encontrado la tarde del pasado 15 de diciembre en un vertedero de Toledo.

Solo una semana después, sus huellas y el ADN han permitido identificar el cuerpo, en muy mal estado y desmembrado tras haber pasado por toda la cadena de tratamiento de desperdicios y trituradoras del Ecoparque de Toledo. Los restos fueron hallados en una cinta transportadora por los operarios que gestionan los residuos de esa escombrera en donde acaban las basuras de buena parte de la provincia. Las primeras pruebas forenses en un principio ni siquiera pudieron determinar el sexo del cadáver, habida cuenta del deterioro del mismo.

Sin signos de violencia

Esa mala conservación también hace que los expertos de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid no se aventuren al 100 % a apostar por una hipótesis. No obstante, fuentes de la investigación han revelado que Fernando, según la autopsia, pudo morir por asfixia, pero que en sus restos no se han encontrado, al menos por el momento, signos de violencia que avalen la tesis del homicidio.

Por ello, los especialistas del CNP, a la espera de más pruebas, no descartan que la muerte del adolescente fuera accidental. O sea, que él, quizás acompañado de su primo, se refugiara en algún contenedor de la provincia de Toledo para resguardarse del frío y que, por accidente, acabaran entre los dientes mecánicos de algún camión de basura. Ambos, a los que las cámaras grabaron subiendo a un autobús habrían viajado hasta esa provincia a encontrarse con una chica, según relatan responsables de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

No obstante, por el momento, ni la Policía Científica ni los empleados del Ecoparque que colaboran con los agentes han encontrados restos del otro menor desaparecido, Ángel Fernández Silva de 11 años.

El cuerpo de Fernando, que habría muerto días antes de que sus restos fueron hallados el 15 de diciembre en la cinta transportadora, sigue en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Toledo a la espera de que realizar más pruebas que descarten el origen homicida de la muerte, si bien mandos de la investigación insisten en que el pésimo estado de los restos va a hacer muy difícil encontrar certezas. Los forenses han tomado unas muestras complementarias que se enviarán al Instituto Nacional de Toxicología en Madrid para tratar de llegar a un diagnóstico definitivo. No obstante, estos resultados podrían retrasarse hasta tres meses.

La pista de los chavales se pierde el 10 de diciembre cuando fueron juntos a comprar un sándwich en un supermercado de la calle General Ricardos, en Usera (un popular distrito del sur de Madrid) mientras un familiar se encontraba en una lavandería próxima esperándoles.

Las cámaras de seguridad les grabaron saliendo de ese establecimiento, entrando en el metro y bajándose dos paradas más adelante, en la estación de Marqués de Vadillo.

Desde el inicio los investigadores apuntaron a una fuga voluntaria de los dos menores. De hecho, los primeros días la búsqueda se centró en los distritos de sur de la capital. No obstante, desde el principio la familia siempre mantuvo que su desaparición no había sido voluntaria, ya que los menores tenían problemas en su entorno. De hecho, Fernando estaba casado por el rito gitano y esperaba en un hijo en breve. La fuga premeditada, argumentaban desde la familia, parecía difícil, ya que ambos solo tenían dos euros para comprar el bocadillo y carecían de móvil, ya que el fallecido no sabía leer ni escribir.

Durante estos días los allegados han organizado concentraciones pidiendo el regreso de los dos primos. Juan José Cortés, el padre de la pequeña Mari Luz asesinada en Huelva, ha participado en esta campaña de búsqueda. La familia incluso había ofrecido 20.000 euros a quien ofreciera pistas sobre el paradero de ambos.