Diego Blázquez: «La invasión rusa nos interpela y nos recuerda que las garantías democráticas no son gratuitas»

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

ESPAÑA

Diego Blázquez cuenta con una amplia experiencia institucional.
Diego Blázquez cuenta con una amplia experiencia institucional. MARCOS CREO

El director general de Memoria Democrática estuvo en Galicia explicando la nueva ley

10 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Diego Blázquez Martín es, además de director general de Memoria Democrática, profesor de Filosofía del Derecho y quizás por eso explica con una claridad meridiana qué es y por qué es necesaria una Ley de Memoria Democrática.

—Acudió a unas jornadas sobre la ley. ¿Es un tema que sigue suscitando debate?

—Habría que preguntárselo a los organizadores. Yo lo que hice fue una exposición de lo que dice la ley, cuáles eran los objetivos de la iniciativa y cuáles son los desafíos que tenemos ahora para ponerla en marcha.

—¿Cuáles son esos desafíos?

—El más importante es el de la dimensión que tiene de sensibilización y de conseguir los objetivos de profundización en la conciencia ciudadana democrática, basada en los valores de la Constitución, y profundizar también en los valores de la cultura de los derechos humanos, de tolerancia, de respeto y de evitar cualquier forma de intolerancia, especialmente por razones políticas.

—Habla de valores que deberían darse por sentados sin necesidad de recogerlos en una ley.

—Nuestra Constitución empieza, precisamente, declarando cuáles son los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico: libertad, igualdad, justicia y pluralismo político. Pero creo que hay que diferenciar entre el traspaso de los valores de la esfera moral a la esfera jurídica, que es lo que marca el desarrollo de todo el ordenamiento jurídico y que tienen que ir consagrando todas las normas y, luego, ir ejecutando las políticas públicas.

—¿Qué novedades incorpora?

—Respecto de la ley del 2007, una de las grandes novedades es precisamente esa dimensión pedagógica, educativa, de fomento de la investigación, de profundización en los valores de ciudadanía.

—¿Por qué el cambio de memoria histórica por memoria democrática?

—La diferencia entre memoria histórica y democrática es que todas las memorias son históricas, porque se suceden en el tiempo, y a nosotros la que nos interesa es la memoria sobre valores democráticos, profundizar en esos principios, que son los que debemos de compartir todos y que conforman nuestra Constitución y los derechos fundamentales. Y luego tiene una parte esencial relacionada con el hecho más traumático de nuestra historia, que es el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura posterior, tiene esa parte que sí que comparte.

—La ley incluye también un plan de exhumaciones.

—Efectivamente, ese es un cambio muy importante. Frente al modelo del 2007, esta nueva ley establece la obligación de los poderes públicos de llevar a cabo, de dirigir, ese plan de exhumaciones. Es decir, ya no dejarlo a la decisión y voluntad de los particulares o de las asociaciones, sino que haya una acción pública directa. Nosotros eso lo empezamos en el 2019, y desde el 2021 tenemos un acuerdo con todas las comunidades para ir desarrollando ese plan. En Galicia, tenemos un acuerdo con la Xunta y con la Universidad de Santiago.

—Cuando se habla de este tema, desde ciertos sectores se critica que se pretenda reabrir heridas.

—Precisamente hay que comprender que no se trata de desenterrar cosas del pasado, sino que se trata de mirar al futuro y de construir —lo dice expresamente la ley— una ciudadanía integrada, cohesionada, en torno a los valores de la Constitución y a los derechos fundamentales. Es verdad que eso supone mirar hacia el pasado, pero con la vista hacia el futuro, es decir, pensando en cómo queremos la sociedad, cómo queremos que se articule, e intentar tener en cuenta lo que nos ha caracterizado en el pasado.

—¿Es importante restituir la memoria de quienes sufrieron con ese pasado?

—Creo que los países como el nuestro, que han tenido que hacer frente a una Guerra Civil y a una dictadura, tienen un patrimonio moral incalculable que es el de las víctimas de esos procesos, que en muchos casos son también héroes, personas que resistieron y que defendieron unos ideales. Hay que saber poner en valor esos testimonios, para recordarnos que a veces se dan contextos en los que esos principios y esos valores de los que hablamos pueden sufrir y que hay que dar la cara por ellos. Esto entronca con una guerra ilegal e injusta como la de Ucrania. La invasión rusa nos interpela y nos recuerda que las garantías democráticas no son gratuitas, no son concedidas por la naturaleza, que hay que defenderlas.