Feijoo se prepara para conquistar Valencia, Aragón y Extremadura mientras capea a Vox

M. E. Alonso MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El presidente del PP,  Alberto Núñez Feijoo, este sábado en Atenas en la reunión de líderes del PPE
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo, este sábado en Atenas en la reunión de líderes del PPE David Mudarra | EFE

Busca la tecla para convertir en votos «la indignación» social

04 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los múltiples incendios que tiene abiertos el Gobierno están facilitando la labor de oposición del PP y de su líder, Alberto Núñez Feijoo, que ha podido amortiguar así el frenazo en su crecimiento electoral tras siete meses subido en la ola. La derogación del delito de sedición, la incógnita sobre si también se modificará el de malversación, la tragedia de Melilla o la rebaja de penas a agresores sexuales por la ley del «solo sí es sí» marcan la estrategia de los populares que pasa por convertir «la indignación ante lo que está pasando en votos». «Haré lo contrario que está haciendo Pedro Sánchez, os doy mi palabra de honor», se comprometió el dirigente gallego la semana pasada en Badajoz.

Feijoo da por descontado que llegará a la Moncloa, aunque antes deberá pasar con nota la reválida de las municipales y autonómicas. Una cita que Génova quiere convertir en un «plebiscito» contra el jefe del Ejecutivo, la prueba definitiva de si existe o no un cambio de ciclo en España.

Los populares han definido como objetivo prioritario de los comicios de mayo desalojar al socialista Ximo Puig del Gobierno valenciano. Esa eventual victoria podría funcionar como la palanca que necesita Feijoo para convertirse en el inquilino de la Moncloa. «Si se gana bien Valencia, se gana España», vaticina un barón autonómico. Los últimos sondeos internos pronostican una exigua ventaja para su candidato, Carlos Mazón. En otros feudos socialistas, como Aragón, las encuestas arrojan un adelanto del PP sobre Javier Lambán —se desconoce todavía si Jorge Azcón será el candidato—, mientras que en Extremadura María Guardiola se sitúa a solo un escaño de Guillermo Fernández Vara. «Nosotros vamos a subir, pero el PSOE va a padecer», vaticinan, convencidos de que los comicios de mayo supondrán «el fin del sanchismo».

En el cuartel general del PP miran con lupa las encuestas y cruzan datos. Señalan que desde el 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero revalidó su mandato, los socialistas han estado siempre por debajo del 29 % en intención de voto. Y desde que cogió el timón del PP en abril —rematan— el gallego no ha bajado nunca del 30 %, con excepción del CIS.

Los conservadores han encontrado en la decisión de Sánchez de modificar el Código Penal para favorecer a los independentistas catalanes el empuje que necesitaban para ensanchar la base electoral por la izquierda. Eso además de recuperar el espacio de centro que Sánchez, dicen, les ha dejado libre al situarse junto a ERC, EH Bildu y Unidas Podemos. En cualquier caso, todas las encuestas sitúan a Vox como imprescindible para una suma de la derecha, por más que le pese a Feijoo, que busca no verse condicionado por Santiago Abascal, que intenta capitalizar el descontento social por las cesiones del Ejecutivo al secesionismo.