Podemos intenta realzar el liderazgo de la ministra de Igualdad entre recelos del PSOE y el entorno de Díaz
ESPAÑA

Montero pasa a primera línea por el «'solo sí es sí» y las trifulcas en el Congreso mientras no se despeja el empaste con Sumar.
02 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La ministra de Igualdad, Irene Montero, se encuentra en el disparadero desde que varios tribunales comenzaran a aplicar rebajas a abusadores sexuales tras la entrada en vigor de la ley del «solo sí es sí». La norma venía a plasmar las propuestas estrella del programa de Podemos en feminismo. Sin embargo, este anhelo se ha topado con consecuencias inesperadas y peticiones de dimisión por parte de la oposición. Todo en un momento en el que, además, la formación que dirige Ione Belarra estaba realzando la figura de la número dos del partido.
Tras una defensa cerrada del presidente Pedro Sánchez a la ministra de Podemos, la polémica parecía haber amainado. Sobre todo después del rechazo generalizado hace una semana por los insultos que la diputada de Vox Carla Toscano profirió en el Congreso contra ella. «Su mérito es haber estudiado en profundidad a Iglesias», pronunció.
Sin embargo, este miércoles, Montero pasó de víctima a provocadora al acusar al PP de «promover la cultura de la violación». Una expresión que, justifican los morados, «pertenece al ámbito académico» y que se usa para definir la intención de poner el foco sobre las agredidas en vez de en los agresores. Pero los populares lo consideraron «altamente ofensivo» y desde el PSOE, donde la figura de Montero empieza a cuestionarse, le recomendaron «no jugar con estas cosas». En Ferraz se percibió como una salida de tono «agresiva».
En el entorno de Yolanda Díaz también ha despertado recelos. Esta se cuida de no «meterse en charcos», como reconocen en Podemos, para «no enfangar» Sumar, su proyecto, y por eso ha vuelto a tener un perfil discreto.
La titular de Igualdad había ejercido un papel secundario durante la pandemia y la invasión de Ucrania, a la espera de que el Gobierno diera luz verde a la ley del «solo sí es sí» o la ley trans. Esta última, en el dique seco por las disputas con los socialistas.
En junio del año pasado, Montero dio un paso atrás para facilitar el nombramiento de Belarra como secretaria general del partido, tras la salida de Pablo Iglesias de la política. Entonces se señalaron sus vínculos con él y el desgaste al frente de la portavocía en el Congreso como motivos para esa decisión.
La sucesión de Iglesias quedaba en forma de bicefalia al frente de Unidas Podemos (morados, IU y comunes). Díaz lideraría la candidatura electoral, mientras que Belarra se ocuparía de la estructura de Podemos. Sin embargo, la decisión de la vicepresidenta segunda de montar Sumar dieron al traste con este plan. Buscando una alternativa, la dirección del partido decidió que la salida de la ley de «solo sí es sí» era el mejor momento para situar a Montero en primera línea.
Las broncas entre diputadas: mayor escrutinio y reacción antifeminista
c. vallejo
Los últimos choques verbales en el Congreso o los que han tenido más eco han sido los protagonizados por mujeres o los que han enfrentado a mujeres. Esta semana, la ministra de Igualdad, Irene Montero, levantó una gran polvareda cuando lanzó al PP que, con algunas de sus campañas publicitarias, «promueve la cultura de la violación» al «responsabilizar a las víctimas de agresiones». La semana pasada fue Carla Toscano (Vox) quien propinó un ataque machista a la titular de Igualdad al afirmar que esta «el único mérito que tiene es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias».
Mujeres al frente
¿Hay algo singular en estos enfrentamientos entre mujeres o en sus exabruptos? Ángeles Álvarez, exdiputada del PSOE, opina que tienen lugar entre mujeres porque son ellas las que ocupan los cargos más prominentes del ámbito en discusión, las políticas de igualdad. Expertas consultadas añaden que exabruptos los han proferido también los hombres, pero ellas sufren un mayor escrutinio público.
Feminismo al alza
La exjueza y exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena enmarca la cuestión en que «el feminismo es un movimiento victorioso y ascendente». Ello lleva, explica, a que esté recibiendo ataques muy fuertes, a los que ha de saber responder tratando de convencer, no con agresividad.
No todas son feministas
¿Cómo es posible que las mujeres discrepen sobre cuestiones sobre las que tendrían que coincidir? Las feministas dicen que las mujeres no son un colectivo uniforme, son diversas y tienen diferentes ideologías. «Entre las mujeres siempre ha habido feministas y antifeministas», expone la historiadora Pilar Toboso.
Falta de cultura feminista
Hay ausencia de la perspectiva de género en los análisis y el desconocimiento de los términos acuñados por las académicas y los estudios feministas. El concepto sociológico de «cultura de la violación» es de los años sesenta y está reconocido por ONU Mujeres, que recomienda «dejar de lado el lenguaje y las letras que culpan a las víctimas».