El Ejecutivo asume que se verá arrastrado a una comisión de investigación por el PP y sus socios de Unidas Podemos, mientras que el ministro del Interior vuelve a incidir en su versión de los hechos
08 nov 2022 . Actualizado a las 21:56 h.El Gobierno se mantiene firme. Un día después de que varios de los diputados que este lunes visitaron la zona fronteriza de Melilla en la que el pasado 24 de junio murieron al menos 23 personas y de que concluyeran que una parte de los acontecimientos tuvieron lugar en suelo español, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ha reiterado su confianza en que la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado fue «proporcional y acorde a la ley». Un mensaje en el que ha vuelto a incidir el propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, situado en la diana de las críticas y quien ha perseverado en su tesis de que la avalancha no llegó a alcanzar el territorio español, pese a las imágenes grabadas aquel mismo día que confirmar lo contrario.
La situación política del Ejecutivo es delicada. Entre quienes cuestionan o exigen poner luz sobre cómo se produjo una tragedia a la que el propio Pedro Sánchez se mostró insensible durante días, están tanto el primer partido de la oposición, que este mismo martes reclamó la dimisión de Grande- Marlaska, como de algunos de sus principales socios de Gobierno. Y de fondo, un informe del Defensor del Pueblo que cuestiona la legalidad de las actuaciones policiales y un trabajo periodístico de la BBC que apunta a la responsabilidad de España.
Fuentes del Ejecutivo dan ya por sentado que los populares apoyarán la creación de una comisión de investigación sobre los hechos y expresan su malestar. «Sabemos que están dispuestos a lo que sea para desgastarnos», dicen. Pero lo que de verdad genera inquietud es la posición de Unidas Podemos. «Hay comportamientos -alegan con tono dolido- que no se entienden».
Nuevas imágenes
La polémica resurge después de que se hayan publicado nuevas imágenes -hasta ahora inéditas- de los momentos más estremecedores de la tragedia sucedida el pasado 24 de junio en la valla de Melilla y que se cobró la vida de decenas de inmigrantes. Son la demostración gráfica de que parte de los subsaharianos simpapeles que lograron vencer la cancela fronteriza y que acabaron muriendo en las avalanchas posteriores sí que se encontraban en España y no «en tierra de nadie» como se ha venido sosteniendo oficialmente hasta ahora.
Fue exactamente en la misma plazoleta del paso de Barrio Chino que este lunes pisó el presidente de la comisión de Interior del Congreso de los Diputados, el exministro José Luis Ábalos, y los diputados que le acompañaban en el marco de la visita para tratar de esclarecer lo ocurrido aquel viernes dramático. Una visita que se desarrolló íntegramente en territorio español, en una zona en la que España ejerce su soberanía como prueba el hecho de que las fuerzas de seguridad nacionales son las que controlan la entrada y salida de ese patio en el que estuvieron los diputados sin necesidad ninguna de pedir autorización a las autoridades marroquíes.
Las imágenes confirman que numerosos miembros de las fuerzas de seguridad del país vecino entraron en el patio de territorio español durante aquella avalancha para devolver a Marruecos a un número indeterminado de inmigrantes.
