España y Portugal acuerdan «acelerar» el potencial de la costa atlántica en energías renovables

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

ESPAÑA

El primer ministro de Portugal, António Costa, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes, a su llegada a la cumbre hispano-lusa en Viana de Castelo
El primer ministro de Portugal, António Costa, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este viernes, a su llegada a la cumbre hispano-lusa en Viana de Castelo Álvaro Ballesteros | EUROPAPRESS

Madrid y Lisboa reivindican su frente común ante Bruselas avalados por la solución ibérica

04 nov 2022 . Actualizado a las 23:35 h.

Innovación, innovación e innovación. Fue como un mantra que se repitió desde primera hora de la mañana, cuando el primer ministro de Portugal, António Costa, y el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, iniciaron la jornada en el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología, en Braga.

A partir de ahí, esta trigésimo tercera cumbre bilateral entre Portugal y España, que transcurrió en Viana do Castelo con la presencia de ambos líderes y 18 ministros, estuvo orientada a la creación o ratificación de distintas instituciones de carácter tecnológico que «no solo actúen en favor de las poblaciones portuguesa y española, sino que contribuyan a las respuestas que genera la UE para los desafíos del contexto actual», como recogía la declaración conjunta.

Ambos dignatarios acordaron «cooperar y acelerar» el potencial de la costa atlántica en la producción de energías renovables en alta mar o localización oceánica, de cara al 2030. Para eso se creará una Zona Franca Tecnológica en Viana do Castelo.

En esa línea, se recalcó el compromiso con la movilidad sostenible y la creación de una infraestructura común de estaciones de recarga de vehículos eléctricos, especialmente en el ámbito fronterizo. Pero sobre todo destacó el memorando de entendimiento sobre la microelectrónica para ampliar competencias y garantizar la independencia europea frente a los principales productores asiáticos.

Asimismo, apuntaron a la transformación digital de las Administraciones públicas y el tejido empresarial, así como a mejorar las competencias digitales de los ciudadanos, a lo que se destinarán fondos de los Planes de Recuperación y Resiliencia. Lo más relevante es la formación de un grupo de trabajo que cree servicios digitales transfronterizos.

Además, se constató la creación del nuevo Centro Ibérico de Investigación y Almacenamiento Energético (CIIAE) en Cáceres, que funcionará con una estructura de cofinanciación y gestión de ambos países. Servirá para almacenar la energía generada a través de fuentes renovables y limpias, algo que no resulta posible en la actualidad.

La energía, eje vertebrador del encuentro

Este anuncio dio pie a la materia que realmente vertebró el encuentro: los recientes acuerdos sobre energía fueron el eje de una cumbre que se convirtió en una reivindicación conjunta ante Bruselas. Lisboa y Madrid utilizaron la solución ibérica para el precio de la energía como escudo de armas. «Un logro indiscutible de nuestros dos países que hoy inspira el debate energético comunitario», destacó Sánchez.

Además, ambas partes se felicitaron por el acuerdo Bar-Mar, del que no se sabrán más detalles hasta la cumbre de Alicante, el 9 de diciembre. En la comparecencia final, Sánchez llegó a decir que los portugueses «no saldrían perdiendo» con esta conexión energética, aludiendo a las numerosas críticas recibidas por Costa tras el acuerdo. Es más, ambos presentaron estas conexiones como una solución para el resto del continente, «al aumentar el acceso europeo a la electricidad verde y al hidrógeno producidos por los dos países». En este apartado, acabaron reclamando la financiación europea del gasoducto que unirá Celorico da Beira y Zamora.

Un ojo hacia Ucrania y otro, hacia África

El encuentro no transcurrió ajeno al contexto internacional. Ambos Gobiernos reiteraron su compromiso con Ucrania y la preocupación por que el «riesgo de penuria alimentaria mundial» pueda derivar en una crisis de pobreza global. Aludiendo a la conquista de América, Sánchez dijo que ambos países aspiran otra vez a liderar un mundo con valores igualitarios. Portugal se comprometió a asistir a la cumbre que España acogerá entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la UE durante el segundo semestre del 2023, bajo la presidencia española de la Unión.

Precisamente, la sintonía en valores de ambos Gobiernos socialistas estableció las últimas líneas de cooperación y sinergias en materia de comercio bilateral y políticas sociales. Se firmó un memorando de entendimiento para prevenir la violencia doméstica y otro sobre estrategias de sostenibilidad del turismo transfronterizo. Para una mayor integración de los habitantes de cada lado de la raia, se fijó un plano de actividades con una agenda cultural común y pautas para impulsar la cooperación territorial transfronteriza. Como asignatura pendiente, se reconocieron los retos climáticos producidos por la sequía y la necesidad de hacer cumplir la Convención de Albufeira.

Innovación aplicada a la alimentación

En este marco de innovación, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que «no se me ocurre mejor laboratorio» que el Laboratorio Ibérico de Alimentación, a cuya creación se comprometieron Lisboa y Madrid en un memorando que también recoge el compromiso de rectores de universidades de ambos países. En un contexto de sequías, el objetivo de esta institución será establecer centros de estudio alimentario en la región del norte de Portugal, Galicia y Castilla y León. Priorizando los recursos autóctonos, buscarán evaluar la situación alimentaria para mejorar las políticas públicas, la cooperación transfronteriza y, en última instancia, una alimentación saludable y sostenible.

Sánchez y Costa se muestran optimistas y hacen gala de su cooperación

Fue una cumbre por todo lo alto, más literal que metafóricamente. En la cima del espectacular monte de Santa Luzia, que estaba blindado para la ocasión, Costa y Sánchez escenificaron lo más elevado de su cooperación, en un contexto que exigía mucho tacto y también mucho contacto. Porque desde luego, nadie celebra una cumbre para alardear de las dificultades o enumerar los dolores de cabeza conjuntos, pero tampoco es sencillo mostrarse optimista cuando casi sesenta millones de personas viven atenazados por la inflación, los vaivenes de la energía y una guerra de consecuencias difíciles de prever.

Por eso, el contexto quizá requería más optimismo que nunca, pero también más delicadeza. Un exceso de orgullo podría ser como pasarse de frenada en una de esas curvas que suben hacia lo más alto de Viana do Castelo. Y un exceso de optimismo podría quedar, también, como haber llevado la cumbre más arriba de lo necesario, muy lejos de suelo firme. ¿Quién se imaginaba ese panorama cuando el año pasado salían de Trujillo con el Tratado de Amistad y Cooperación bajo el brazo?

Quizá para poner los pies en la tierra, hubo espacio también para lo cotidiano. Lo más significativo fue la visita matutina al Laboratorio Internacional Ibérico de Nanotecnología, en Braga, con la que se indicaba por dónde irían los tiros: «juntos innovamos», acabó titulándose la declaración conjunta. Innovación y energía desde primera hora, para que nadie olvide que hace unas semanas se firmó el Bar-Mar y que dentro de un mes debe ser apuntalado en Alicante. Otro motivo de orgullo del que no se dijo mucho más. Luego se celebró la recepción oficial, con honores militares y la visita, parece que improvisada, a una pastelería. Entre esos actos de costumbrismo, por cierto, también andaba por allí el alcalde de Vigo, Abel Caballero.

Y mientras todo se ponía serio y todos esperaban a que se anunciase lo que se había venido a anunciar (es decir, que Europa puede temblar ante esta unidad ibérica), había algo que no se acababa de materializar. Porque aunque sí hubo acuerdos relevantes a corto plazo, como el acta del trabajador transfronterizo, la realidad es que, cuando se trata de acercar a los dos países, nadie impide elevar los horizontes futuros, pero cada vez son más los que esperan que, antes de nada, se asienten en tierra firme los raíles que posibiliten una comunicación rápida y efectiva. Sí, un tren que sigue siendo una idea que parece quedarse flotando en la bruma de Viana y dejó, en su lugar, una pregunta: ¿Para quién era la cumbre? ¿Eligieron este alto monte para alejarse de algo, o para que Bruselas los escuche mejor?