El legado del «procés» confirma que más de 8.000 empresas huyeron de Cataluña

Cristina Vallejo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El presidente Pere Aragonès; la vicepresidenta del Parlamento, Alba Vergés; el líder de ERC y la secretaria general adjunta, Oriol Junqueras y Marta Vilalta, y Ernest Maragall, en la ofrenda a Companys
El presidente Pere Aragonès; la vicepresidenta del Parlamento, Alba Vergés; el líder de ERC y la secretaria general adjunta, Oriol Junqueras y Marta Vilalta, y Ernest Maragall, en la ofrenda a Companys Alberto Paredes | EUROPA PRESS

El temor a nuevas crisis políticas mantiene las salidas por encima de las llegadas

15 oct 2022 . Actualizado a las 20:09 h.

Fueron unas jornadas de una tensión política sin igual que se tradujeron en una gran preocupación económica que embargó a todo el sector empresarial. Esa niebla no se ha terminado de despejar y es otra de las herencias del procés que recibe el nuevo Gobierno en solitario de Pere Aragonès tras el abandono de sus socios de Junts. Hace cinco años, en las fechas aledañas al 1 de octubre, en el Colegio de Registradores empezaron a contar día a día, incluso hora a hora, las compañías que, ante el riesgo de que se materializara una declaración unilateral de independencia y ante sus imprevisibles consecuencias, iban decidiendo mover su sede para preservar su españolidad.

Aún hoy, las compañías admiten que la hipótesis de devolver su sede social a Cataluña no está sobre la mesa, mientras que otras avisan de que su salida se produjo con carácter indefinido. Unas y otras esgrimen que las circunstancias no han cambiado demasiado.

En los cinco últimos años, se han registrado cerca de 8.000 salidas de sedes sociales. Los movimientos se concentraron en el 2017 y 2018, cuando los cambios de dirección rondaron los 2.500 anuales. Madrid fue el destino favorito: de los 7.899 exilios de Cataluña del último lustro, la mitad tuvo la capital como destino. 

Facilidades del Gobierno

Los efectos del procés se dejan sentir aún hoy en el registro de compañías domiciliadas en Cataluña. De hecho, entre las grandes empresas consultadas, ninguna valora de momento regresar.

Tal fue la relevancia de los movimientos y tal fue el interés que despertaron en la prensa, que el Colegio de Registradores publica desde el 2017 la estadística trimestral de entradas y salidas de sedes societarias por comunidades autónomas. Gracias a esta información sabemos que en el 2017 y 2018 las salidas de domicilios fiscales de Cataluña representaron el 40 % del total de las que se produjeron en España.

En el 2022, con información hasta el cierre del segundo trimestre, la cifra parece haber regresado a registros más normalizados, al suponer algo más de un 16 %.

Además, en el 2017, los clientes, temerosos, retiraron cerca de 30.000 millones de las oficinas bancarias catalanas, el 16,4 % de los depósitos confiados allí. De los grupos formados por las antiguas cajas salieron 13.746 millones, y de los bancos, 15.683. Fuentes financieras aclaran que las entidades recuperaron el dinero. 

Salidas de bancos

Entre las salidas más relevantes se cuentan las de las sedes sociales de CaixaBank y Sabadell. El primero trasladó su dirección a Valencia, y el Sabadell, a Alicante. A efectos prácticos, ha supuesto pocos cambios operativos para las firmas porque mantienen en Cataluña los puestos de trabajo previos al 2017.

Pero Cataluña sí ha sufrido la pérdida del brillo empresarial de que disfrutaba. Los cambios en las sedes sociales se extendieron a otros sectores, como al de las infraestructuras (Abertis), al energético (Naturgy), telecomunicaciones (Cellnex), inmobiliario (Colonial), turístico (Hotusa y eDreams) o alimentación (Codorníu). 

¿Números normalizados?

Las cifras de salidas de sedes sociales de Cataluña parecen haberse normalizado. Pero Cataluña sigue registrando un saldo negativo. En los seis primeros meses del 2022, ha habido 455 salidas de empresas, frente a las 374 entradas; y en el 2021 se produjeron 935 salidas, más de las 609 entradas. En todo caso, las cifras de Cataluña han mejorado mucho respecto al 2017, cuando se produjeron 2.536 salidas frente a 548 entradas. Pero el saldo negativo actual indica que persiste el temor a potenciales nuevas crisis políticas y que no ha terminado de regresar la confianza.

El Gobierno de ERC y la «casa común» del independentismo 

El expresidente de la Generalitat Lluís Companys (ERC, 1934-1940) ha logrado 82 años después de su fusilamiento unificar las críticas de los independentistas catalanes al fascismo. Los actos protagonizados ayer tanto por el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, como por los líderes de ERC y Junts han permitido visualizar también una vez más la división en el secesionismo. Se trataba del primer acto institucional del nuevo Gobierno tras la marcha de Junts del Ejecutivo y su paso a la oposición.

Después de efectuar una ofrenda floral, Aragonès aseguró que «Lluís Companys nos recuerda que contra el fascismo se va de cara», y reivindicó la memoria antifascista de Cataluña y la necesidad de «plantar cara a la extrema derecha». También resaltó del que fuera ministro de Marina en 1933 que «es un símbolo de la defensa de las instituciones catalanas que nunca se rinden», como también simboliza una sociedad que «incluye a todo el mundo» y en el que lucha «nacional y social» van de la mano.

Antes, Aragonès, la vicepresidenta de la Mesa del Parlamento, Alba Vergés y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, realizaron otra ofrenda en el cementerio de Santa Eulàlia, donde fue fusilado. Pero el homenaje más madrugador, a las seis de la mañana, hora a la que fue ejecutado, fue el de una delegación de ERC encabezada por Oriol Junqueras. El presidente de los republicanos aprovechó para pedir unidad y poner en valor el partido. «Con Companys, ERC asumió una responsabilidad histórica: ser el lugar de encuentro de una inmensa mayoría de la sociedad catalana», aseguró. Añadió que su partido vuelve a ser y aspira a ser «la casa común» del independentismo y de quienes aman a Cataluña, como a su juicio lo fue con Lluís Companys en los años treinta. Junqueras exigió además al Estado que «pida perdón» por la ejecución.

Al acto en el cementerio de Montjuich se sumaron delegaciones de Junts, encabezada por Laura Borràs y Jordi Turull, del PSC, CUP, comunes, y representantes de instituciones como la ANC y Òmnium.

Crítico con la apuesta de Aragonès con la vía del diálogo con el Gobierno, JxCat cargó contra el Estado. Su secretario general, Jordi Turull, denunció que la mentalidad de España de «aplastar» a las instituciones de Cataluña «sigue viva en muchos estamentos del Estado», pero «ahora no lo hacen con pelotones de fusilamiento, sino con pelotones vestidos con toga», aseguró en referencia a los jueces.