Unos 6.400 afiliados de Junts decidirán en una consulta el futuro del Ejecutivo catalán

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La presidenta de Junts, Laura Borràs, y el secretario general del partido, Jordi Turull, este lunes al dirigirse a la reunión de la ejecutiva
La presidenta de Junts, Laura Borràs, y el secretario general del partido, Jordi Turull, este lunes al dirigirse a la reunión de la ejecutiva David Zorrakino | EUROPA PRESS

«¿Quieres que JxCat continúe formando parte del Gobierno?», dice la pregunta

04 oct 2022 . Actualizado a las 08:59 h.

«¿Quieres que JxCat continúe formando parte del actual Gobierno de la Generalitat?». Esta es la pregunta que tendrán que responder los días 6 y 7 los militantes de Junts, —los que llevan más de seis meses en el partido, 6.465—. Ellos son los depositarios del futuro del Gobierno catalán después de que los posconvergentes no lograran un acuerdo con el presidente Pere Aragonès.

La pregunta es directa, como lo es también el preámbulo que la acompaña, aunque este puede calificarse de capcioso. Recuerda los incumplimientos de ERC según el acuerdo de legislatura y la respuesta de Aragonès a las exigencias de Junts para continuar en la coalición: coordinación de los grupos parlamentarios en el Congreso, incluir la autodeterminación y la amnistía en la mesa de diálogo y una nueva dirección estratégica. La respuesta contempla tres opciones, sí, no y en blanco.

Ese diseño, como todo lo que envuelve últimamente al partido de Carles Puigdemont, se articuló en una tensa reunión de la ejecutiva del partido, con fuertes discrepancias entre el sector pragmático y el radical, los partidarios de seguir en el Ejecutivo y los de salir de la coalición.

De esta peligrosa división son conscientes en Junts, pero también en ERC. Entienden los de Pere Aragonès que esta crisis es una «excusa» para tapar un problema interno en la formación de Laura Borràs y Carles Puigdemont. 

«Que decidan ya»

La secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta, lo expresó ayer en rueda de prensa: «No nos tenemos que poner de acuerdo Junts y ERC, se ha de poner de acuerdo Junts internamente». Lo decía después de que Aragonès no claudicase a la última propuesta de su socio de que no restituyese a Jordi Puigneró como vicepresidente, pero que aceptase las otras exigencias.

Es más, Vilalta insistió en que «decidan ya» qué hacer, si irse de Gobierno o no, pues Esquerra, dijo, está preparada para gobernar en solitario. Toda la comparecencia de Marta Vilalta tras la ejecutiva de ERC se volvió una exposición de agravios: «Una parte muy notable de Junts hace tiempo que defiende y trabaja para romper ese Gobierno», lanzó, antes de exponer que «hacen una auditoría de forma unilateral», «anuncian que harán una consulta para salir del Gobierno», «ponen ultimátums constantes al presidente», «facilitan la reprobación del Gobierno», «desautorizan al presidente anunciando una moción de confianza de forma desleal y sonríen o aplauden los pitidos a Carme Forcadell». 

Atomización

En cualquiera de los casos, la pelea en el Gobierno no es de ahora. Viene de atrás. Lo que sucede es que nadie quiere asumir la responsabilidad de la ruptura. Porque no solo se trata del cisma del Ejecutivo catalán, sino también de la fractura más importante del independentismo tras la propiciada por la CUP. Y puede derivar en la atomización del secesionismo si a su vez Junts se desgaja.

El exvicepresidente Puigneró quiere sacudirse el sambenito de que la exigencia de su restitución sea uno de los motivos del divorcio de Junts y ERC, por eso renunció a esa parte de la propuesta posconvergente y devolvió la pelota a los republicanos: «ERC no quiere que sigamos en el Gobierno», argumentó. Borràs confirmó que su compañero no tenía ningún inconveniente en renunciar a reincorporarse al cargo.

El secretario general de Junts, Jordi Turull, fue el encargado de dejar la puerta abierta a cualquier decisión que salga de las urnas propias al asegurar que todos los pasos posteriores a la votación del jueves y viernes se decidirán «una vez se conozcan los resultados», con lo que evitó fijar porcentajes a favor de dejar el Gobierno o quedarse. Pero también quiso poner el cerrojo en el partido. «Estoy seguro de que Junts per Catalunya no se romperá. Nosotros somos gente plural, gente diversa. No somos una secta. No veo ningún riesgo de ruptura». El tiempo dirá si es más un deseo que una realidad.