Los egos derrotan al secesionismo

ESPAÑA

La presidenta de Junts, Laura Borràs, a su llegada a la sede del partido este jueves
La presidenta de Junts, Laura Borràs, a su llegada a la sede del partido este jueves David Zorrakino | EUROPAPRESS

30 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la inflación al 9 por ciento y la crisis llamando a la puerta, a los dos partidos que desgobiernan Cataluña —y el que les apoya— se descolgaron en el debate sobre el estado de la autonomía con sus habituales e imposibles proclamas. Los que querían ser la Dinamarca del sur y reclamaban un referendo separatista a la escocesa intentaban sortear la falta de proyecto político resucitando el muerto de la independencia justo cinco años después de aquella declaración unilateral que no tuvo vigencia legal y arrió la bandera española durante ocho segundos.

Aragonès, harto de ser el último de la fila, se descolgó con una petición que ni los más radicales le compraron: un pacto de claridad a la canadiense con el que seguir mareando la perdiz del desnortado independentismo. Dicen en la Generalitat que el de Esquerra había informado a la Moncloa y que en el PSOE la medida era bendecida por Iceta, pese a su condición de ministro de España.

Pero el problema de ERC no es lo que diga Pedro Sánchez, sino la guerra fratricida que sostiene con lo que queda de Convergència y los restos del mesianismo de Puigdemont, harto de permanecer aparcado en Waterloo y temeroso de que la UE le retire su inmunidad y tenga que pasar, aunque sea una semana, entre rejas en su odiada España.

Los que juegan a ser los malotes de la nueva ola independentista, como Laura Borràs o Quim Torra, han dejado atrás las estrategias del pasado y tienen su propia agenda. Y su propio ego. Dejar que Aragonès gobierne es introducir un nuevo protagonista en el tablero, algo que perjudica al resto de contendientes. Por eso, tras meses amagando con romper, este martes los de Junts hicieron una dimisión en diferido. Lejos de asumir sus responsabilidades, prefieren que sean sus radicalizadas bases las que digan que con Esquerra no se va ni a por el pan. Mientras, cada actor seguirá resolviendo como pueda sus cuitas judiciales y los catalanes permanecerán en un limbo de alegalidad en el que la corrupción se camufla con el patriotismo y la ley con la voluntad de quienes no paran de repetir que no la cumplirán. Los egos mandan en Cataluña. Y los sufrimos todos.