ERC descarta llamar a elecciones y Junts amenaza con romper el Gobierno catalán

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

La secretaria general adjunta y portavoz de ERC, Marta Vilalta,  en la rueda de prensa en la que descartó un adelanto electoral
La secretaria general adjunta y portavoz de ERC, Marta Vilalta, en la rueda de prensa en la que descartó un adelanto electoral Alejandro García | EFE

Laura Borràs avala el ultimátum de la ANC de comicios o independencia

13 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La manifestación independentista de la Diada, celebrada el domingo en Barcelona, ha aumentado la fractura en el secesionismo con un nuevo pulso entre ERC y Junts. Los republicanos reconocen que su apuesta por la mesa de diálogo está hoy más cuestionada en el independentismo, pero no prevén cambios en su estrategia y no se arrepienten de haberse desmarcado del movimiento secesionista en la manifestación. Creen que el no participar en la protesta fue acertado.

Eso sí, podría tener consecuencias en el Gobierno catalán. Su socio de coalición, Junts, se sumó ayer a la presión que ejerció la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Tras reunir a 150.000 personas, el organismo desafió al presidente, Pere Aragonès, a reactivar la independencia o a convocar elecciones.

La presidenta de Junts, Laura Borràs, avaló esa tesis en RTVE. «Hay que cumplir con el mandato por el que te han votado», afirmó. Borràs advirtió a ERC de que la ruptura del Ejecutivo autonómico está sobre la mesa y es una «perfectamente posible». A su juicio, el Gobierno catalán no puede seguir como hasta ahora. Junts amaga con convocar una consulta interna para decidir si sale de la Generalitat. Los posconvergentes han dado un mes a Aragonès —hasta el debate de política general de final de septiembre— para que varíe el rumbo en la hoja de ruta independentista. Si no ven cambios, los de Puigdemont amenazan con salir del Gobierno. Reclaman al presidente que ponga en marcha una especie de estado mayor del nacionalismo —como existía en los años del procés— para pilotar una nueva estrategia rupturista. En esa dirección, Junts exige la presencia de los partidos, las entidades y el Consejo para la República de Puigdemont. 

Exigencia de un grupo director

Los republicanos se abren a rehacer un órgano de consenso estratégico, pero abriendo el foro a otros actores del secesionismo. Junts cree que la Diada debe suponer un «punto de inflexión» y pone la constitución del estado mayor como condición para no dejar el Gobierno.

ERC, en cambio, rechazó las críticas de una parte del independentismo, reiteró su apuesta por la mesa de diálogo y descartó el adelanto electoral. También relativizó el éxito que se apunta la ANC. «Asistieron muchísimas personas a la manifestación, es evidente. Pero también está muy lejos de manifestaciones anteriores», aseguró la secretaria general adjunta de Esquerra, Marta Vilalta. «No es momento de elecciones», avisó, sería una «irresponsabilidad». ERC, blanco de las críticas en la Diada, cargó contra la ANC, a la que calificó de «populista», «antipartidos» y «antipolítica» y contraria a los «fundamentos más democráticos». «Se equivoca de adversario», señalaron los republicanos, pero admiten cierta «desolación» en sus filas después de los reproches del 11S. ERC retó a la ANC y a Junts a que concreten cómo harán la independencia. 

Nuevas plebiscitarias

A día de hoy, ninguna formación tiene en su programa la aprobación de otra declaración unilateral de independencia como pide la Asamblea. Su apuesta es convocar elecciones y convertirlas en un plebiscito para declarar la independencia en el 2025. Una fórmula que empleó Artur Mas en el 2015 y cuyo resultado provocó la deriva de octubre del 2017. ERC aboga por seguir negociando en la mesa de diálogo. Cree que hasta el 2024 no será posible afrontar la negociación con el Gobierno sobre un referendo acordado. «Volveremos a votar», se comprometió Aragonès en su discurso de la Diada.

El presidente de la Generalitat confía acordar antes de final de año la reforma del Código Penal con Pedro Sánchez. Junts, mientras, presiona a ERC para que dé por liquidada la mesa con Sánchez y empiece a crear las condiciones para un nuevo embate contra el Estado. El 1-O debe ser el punto de inflexión, defienden los posconvergentes. Y la CUP, por su parte, exige un nuevo referendo ilegal antes del 2025.

La Asamblea amenazó además con impulsar una lista para presentarse a las elecciones. En ERC creen que la atomización del voto nacionalista perjudica al movimiento, y advierte de que quien puede salir peor parado con esta operación es Junts.