Una oenegé eleva a 72 los muertos en la tragedia de la valla de Melilla

Melchor Sáiz-Pardo, Colpisa

ESPAÑA

Fotografía de una vecina del Barrio Chino, tomada durante el asalto de cientos de emigrantes subsaharianos a la valla.
Fotografía de una vecina del Barrio Chino, tomada durante el asalto de cientos de emigrantes subsaharianos a la valla. Stringer | Efe

La investigación de Caminando Fronteras desmiente la tesis del asalto organizado y dice que fue improvisado para huir de las redadas

13 oct 2022 . Actualizado a las 13:23 h.

Las autoridades marroquíes insisten en que la cifra de fallecidos durante el salto a la valla de Melilla del pasado 24 de junio fue de 23, pero la oenegé Caminando Fronteras, uno de los colectivos de defensa de los inmigrantes que más de cerca está investigando la tragedia, asegura que los «testimonios recogidos» por sus técnicos elevan hasta 72 las víctimas mortales en el paso fronterizo del Barrio Chino de Nador. El informe titulado Masacre frontera Nador-Melilla 24J explica que la organización ya ha podido confirmar de manera fehaciente la muerte de 37 subsharianos el día del salto masivo, a los que hay que sumar otros tres fallecidos, igualmente confirmandos, en las horas siguientes debido a la gravedad de las heridas sufridas. De acuerdo con la investigación de la oenegé, en el asalto participaron 1.800 personas, de los cerca de 2.500 que calcularon las autoridades de españolas y marroquíes. El contingente estaba compuesto por inmigrante de doce nacionalidades diferentes: Sudán, Sudán del Sur, Chad, Mali, Yemen, Camerún, Nigeria, Senegal, Níger, Guinea Conakry, Burkina y Liberia.

«La comunidad mayoritaria era la sudanesa, que suponía más del 80% de las personas que intentaron llegar a la valla», constata el documento. El informe niega la tesis de que la avalancha, tal y como sostiene el Ministerio del Interior español, fuera organizada por las mafias. Según las informaciones recabadas por la oenegé, el asalto al perímetro fue improvisado como vía de escape ante la represión de las fuerzas de seguridad marroquíes contra los inmigrantes y sus campamentos durante los dos meses anteriores. Unas redadas que se habían intensificado en la semana inmediatamente anterior a la tragedia. «Esta vez no tenían ni ganchos ni escaleras para subir la valla, era un "sálvese quien pueda". Habían logrado hacerse con una sierra mecánica y unas tijeras para cortar metal y con ellas decidieron forzar una de las puertas de la valla y que nadie quedase atrás a merced de nuevo de los ataques militares. Eran conscientes de que muchos estaban al límite de sus fuerzas físicas y no tendrían la energía de superar saltando el muro de seis metros», relata el dosier. «El primer grupo que llegó a la valla usó la sierra para intentar cortar los alambres, pero en poco tiempo —narran los testimonios recabados— se quedaron sin batería y las tijeras no pudieron hacer mucho más. Algunas personas pudieron así llegar al otro lado. En esos momentos los militares ya habían hecho un cerco por detrás y los que no habían logrado llegar al otro lado quedaron rodeados», explica el informe, que sitúa en ese momento el inicio de la avalancha mortal, al provocarse un «tapón» por la imposibilidad de romper la puerta y la posterior «estampida generada por las maniobras de los militares (marroquíes)».

Seis horas de enfrentamientos

Con todo y siempre según la oenegé, no todos los fallecidos lo fueron por esa avalancha, ya que desde las 8 hasta las 14 horas de aquel viernes se registraron «enfrentamientos de cuerpo a cuerpo» entre los inmigrantes y las fuerzas marroquíes. Estas últimas, denuncia el dosier, llegaron a usar «balas de fuego real», además de drones, material antidisturbios y gases lacrimógenos. Las muertes —añade el documento— se produjeron por diferentes causas: asfixia por gases, aplastamientos, caídas, agresiones por parte de las fuerzas marroquíes y alcanzados por fuego real.

El informe, además, denuncia que España expulsó en caliente y con la ayuda de Marruecos «a decenas de potenciales refugiados y a menores de edad».