La cumbre de la OTAN pone a prueba la cohesión del Gobierno tras el plan anticrisis

Lourdes Pérez / Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

MARISCAL | EFE

Podemos, volcado en dejar su impronta en el decreto de ayudas, atenúa su papel contra la Alianza a la espera de los días clave de la cita

27 jun 2022 . Actualizado a las 10:48 h.

La inminencia de la cumbre de la OTAN, que se celebrará entre el martes y el jueves en Madrid bajo el influjo histórico de la invasión rusa de Ucrania y estará preludiada por la cita con Joe Biden largamente perseguida por el presidente Sánchez, va a someter a un nuevo examen de congruencia y cohesión al Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. La coalición de izquierdas ha atenuado su ardor contra el gran evento de la Alianza tanto por su militancia antimilitaristas como por el coste, que acabará rondando los 50 millones. Pero está por ver cómo ambos socios solventan los días clave de la cumbre tras haberse batido a fondo en la negociación del plan anticrisis. Y cuando Sánchez pretende enlazar el decreto socioeconómico publicado este domingo en el BOE con su protagonismo en la cumbre para relanzar su mandato después del fiasco del 19-J.

Por de pronto, y tras haber aireado su conocida disconformidad con la existencia misma de la Alianza y, ahora, con que sea el Ejecutivo del que forma parte el que dé cobertura al cónclave internacional que blindará Madrid, Unidas Podemos ha optado por retraerse en la primera convocatoria de quienes continúan abanderando el 'OTAN, no': la manifestación de este domingo en Madrid que pretendía escenificar el rechazo a la entente de seguridad y defensa de aquellos sectores de la izquierda que disienten de que España esté enviando armas a la resistencia ucraniana y se resisten a responsabilizar en exclusiva a Vladimir Putin de la invasión ilegal del territorio vecino y soberano.

La coalición morada no ha querido, como tal, tensar las cuadernas con el ala socialista del Gobierno y diluyó su presencia en una marcha en la que sí tomaron la pancarta Izquierda Unida y el Partido Comunista. Fue el de Unidas Podemos un equilibrio escarpado, porque si bien a la convocatoria no acudió ningún ministro -tampoco el titular de Consumo y líder de IU, Alberto Garzón-, sí lo hizo el secretario general del PCE, Enrique Santiago, a la sazón secretario de Estado para la Agenda 2030; es decir, un alto cargo del Gobierno de Sánchez. Santiago acudió acompañado por la portavoz federal de IU, Sira Rego, los diputados en el Congreso Miguel Ángel Bustamante y Roser Maestro y el europarlamentario Manu Pineda. 

Cuitas domésticas

El repliegue de Podemos, que se las ha traído tiesas con la ministra Robles desde que comenzó la guerra en Ucrania y llegó a cuestionar la licitud de los contratos para el dispositivo de la cumbre de Madrid -acusación de la que se desmarcaron Garzón y la vicepresidenta Yolanda Díaz-, contribuyó a que la manifestación se saldara con una magra asistencia. Pero al tiempo, esa misma cortedad evidenció que el 'OTAN no' apenas suscita revuelo -al menos, no por ahora- en este verano de reprobación mundial contra Putin, como se evidenciará en el cónclave de la OTAN, y de angustias domésticas por el elevado coste de la vida.

Las próximas horas, con Madrid ya en plena efervescencia, determinarán si la renuncia de Unidas Podemos a escenificar notoriamente su disgusto, a la manera de este domingo, es un compromiso a prueba de la celebración de la cumbre. Y también de declaraciones como las de la ministra de Defensa, quien recordó a sus socios y otros eventuales discrepantes que el 83 % de los españoles avala a la OTAN. «La paz no es patrimonio» de unos manifestantes en «clarísima minoría», lanzó Margarita Robles en TVE.

En la otra orilla, el PP se apresta a horadar las diferencias en el Ejecutivo. Su comité de dirección se hará eco hoy de la presencia de «altos cargos» gubernamentales en la marcha antiOTAN de este domingo, mientras incide en que Sánchez hace caso omiso a la propuesta de Alberto Núñez Feijoo de pacto en seguridad y defensa. Este miércoles, en el último pleno de control del período de sesiones, los populares cargarán su presión sobre el ministro Garzón.