El Gobierno busca incluir la defensa de Ceuta y Melilla en la cumbre de la OTAN

Mateo Balín MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Un agente de la Guardia Civil vigila el aeropuerto de Barajas con motivo de la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid
Un agente de la Guardia Civil vigila el aeropuerto de Barajas con motivo de la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid Chema Moya | EFE

El nuevo concepto estratégico de la Alianza incluirá referencias a la defensa del flanco sur y a los desafíos en el norte de África y en el Sahel

26 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los treinta jefes de Estado y de Gobierno de los países de la OTAN y catorce países invitados se reunirán este miércoles y jueves en Madrid para discutir las preocupaciones de seguridad «más apremiantes» tras la invasión rusa de Ucrania y respaldar el nuevo concepto estratégico durante la próxima década. La cumbre busca asegurar que la organización continúe cumpliendo su propósito elemental: garantizar la defensa colectiva de sus integrantes y mantener a salvo a los mil millones de ciudadanos que conviven bajo el paraguas de la Alianza.

En el caso de España, todos los esfuerzos diplomáticos se han concentrado en conseguir que los aliados aprueben una referencia a la defensa del llamado «flanco sur» europeo, algo que se da por seguro. Se trata de la zona de influencia española ante el desafío terrorista en la región subsahariana del Sahel, la presión migratoria en el norte de África, el «chantaje» energético, la situación territorial del Sáhara Occidental o la mención expresa a que Ceuta y Melilla formen parte del escudo de seguridad de la OTAN. Una formalidad que constituiría un «gran éxito» para la diplomacia española tras el fortalecimiento de su entente con Marruecos, según explican fuentes militares.

Una vez agotados los efectos de la cumbre de Lisboa del 2010, que definió el plan de actuación de la Alianza durante la pasada década con desigual resultado -se acordó por vez primera la colaboración defensiva con Rusia (hoy hecha pedazos por la guerra ucraniana), la extensión del escudo antimisiles en suelo europeo o el relanzamiento de la operación en Afganistán, que finalizó el pasado agosto con el sonoro fracaso de la retirada-, la cita de Madrid servirá para hacer borrón y cuenta nueva.

«La cumbre definirá qué quiere ser España, Europa y la OTAN dentro de 5, 10 y 15 años, sobre todo en relación a nuestra protección colectiva, a la autonomía estratégica y a la defensa», resume el presidente de TEDAE Ricardo Martí Fluxá, la patronal que agrupa a un centenar de empresas de la industria de defensa española. Todos los ojos, en suma, están puestos en Madrid, que celebra su segunda cumbre tras la de 1997, hace 25 años.

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La sede fue elegida en reconocimiento al cuarenta aniversario del ingreso de España en la organización militar. El propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, destacó esta semana la relevancia del encuentro que tendrá lugar en el recinto ferial de Ifema. «El concepto estratégico de Madrid reflejará el nuevo entorno de seguridad, volverá a comprometerse con nuestros valores y reafirmará nuestra unidad, asegurando que nuestra Alianza esté preparada para el futuro», afirmó el ex primer ministro noruego.

Los grandes interrogantes

La agenda presenta varios interrogantes geopolíticos, según el documento marco que ha servido para preparar la cita: «¿Cómo ha afectado la invasión brutal y no provocada de Rusia a Ucrania y la nueva realidad de seguridad en Europa al enfoque de disuasión y defensa? ¿Qué está haciendo la Alianza para abordar la creciente influencia de China o las consecuencias del cambio climático? ¿Y qué novedades incluirá el próximo concepto estratégico o el plan para la adaptación futura a un mundo más competitivo en el que las potencias autoritarias intenten hacer retroceder el orden internacional basado en normas?». El próximo jueves a mediodía, tras concluir la tercera reunión de los jefes de Estado y de Gobierno, está previsto que Stoltenberg responda a todas estas preguntas en su comparecencia.

En clave nacional, España se juega mucho desde el punto de vista estratégico y tiene que «hacer valer su voz» porque los intereses «no están en Ucrania» únicamente pese a la grave violación de los derechos humanos que comparten todos los aliados, explica el coronel retirado Manuel Morato, que estuvo destinado cuatro años en la división de asuntos políticos del cuartel general de la OTAN. «Hemos hecho demasiado el Quijote y es hora de que España imponga su intereses. Cuando me preguntan en algunos foros si la referencia a la protección de Ceuta y Melilla es importante para nosotros siempre respondo lo mismo: 'Fíjate si son importantes que son ciudades españoles antes de que existiera el reino de Marruecos», comenta el también presidente de IDAPS, un instituto de debate y análisis de la seguridad y defensa.

En definitiva, la cumbre de Madrid acogerá una sesión específica para tratar el flanco sur. Un foro donde se definirá la nueva misión en Mauritania a fin de contener la emergente influencia de Rusia en el Sahel, entre otros asuntos. Una reunión que la diplomacia española espera que incluya «guiños» a nuestros intereses nacionales.

Las ciudades autónomas, fuera del paraguas de la alianza por su ubicación geográfica

Miguel Ángel Alfonso

Cuando la OTAN nació en 1949, el objetivo principal era defender a sus miembros de un eventual ataque de la Unión Soviética. Por ello, el paraguas de la organización solo amparaba a los territorios de sus aliados que estuvieran situados al norte del Trópico de Cáncer y en el océano Atlántico, las zonas en disputa directa con Moscú. Cuando España ingresó en la Alianza Atlántica, en 1986, esto no se había modificado aún -como sucede todavía en la actualidad- y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se quedaron fuera de los tratados euroatlánticos.

Esto significa que España no puede invocar el Artículo 5 del Tratado de la OTAN y pedir a los aliados que acudan en su defensa en caso de ataque, dado que se encuentran en el continente africano. Esto no ocurre en el caso de otra área no peninsular como las islas Canarias, que sí están amparadas al tratarse de territorios insulares al norte del Trópico de Cáncer; o las Baleares, que se consideran territorio europeo.

La cláusula ha supuesto un problema añadido estratégico para España en su defensa de la soberanía de Ceuta y Melilla. De hecho, Marruecos sigue sin reconocer la soberanía española y aún se espera que esta sea la contrapartida por parte de Rabat al giro histórico de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental.

Pero dos ciudades autónomas no son los únicos territorios aliados que formalmente están fuera del tejado de la OTAN. Ahora, Estados Unidos tampoco podría apelar teóricamente a la solidaridad de sus aliados en caso de que se volviera a producir un ataque sobre Pearl Harbour, en Hawái, como el cometido por Japón en diciembre de 1941, ya que el archipiélago se encuentra en el Pacífico.

Un factor que pudo influir, precisamente, en que se creara el límite geográfico en el Atlántico Norte es que Hawái aún no era en 1949 uno de los estados que integran Estados Unidos. Como tampoco lo era Alaska, si bien este territorio pasó a quedar protegido en virtud, en este caso, del Artículo 6 una vez se incorporó en 1959. También están fuera las islas Malvinas, cuya soberanía se disputa Reino Unido con Argentina. Este fue el motivo por el que el Gobierno británico no pidió el apoyo del resto de aliados en la guerra de 1982.