Sánchez se convierte en rehén de una geometría variable que tanteó al inicio

M. A. Alfonso MADRID | COLPISA

ESPAÑA

BORJA PUIG DE LA BELLACASA | EUROPAPRESS

El Gobierno se abona a salvar sobre la campana todas sus medidas clave

30 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El concepto de «geometría variable» se ha convertido en un asunto tabú en La Moncloa. Pedro Sánchez intentó en la primera mitad de la legislatura explotar esta vía para sacar adelante las medidas con apoyo a derecha y a izquierda, pero ahora se ve acorralado por sus propios socios de Gobierno, que no siempre respaldan sus leyes, y frente a un PP que ha descubierto los beneficios de «hacer sudar tinta» a los socialistas dejando a un lado la política del no por respuesta que practicaban en tiempos de Pablo Casado. Ante esta volatilidad, el Ejecutivo se ha abonado a salvar sobre la campana las votaciones en la Cámara Baja. En los últimos meses, la reforma laboral, el decreto anticrisis o la ley audiovisual necesitaron aprobarse con mayorías totalmente distintas. Pero estas sumas podrían fallar cualquier día.

La reforma laboral, en febrero, requirió del apoyo de Cs y del error de un diputado del PP para configurar un resultado de infarto: 175 votos a favor, 174 en contra y ninguna abstención. EH Bildu, Esquerra y PNV se mantuvieron en el no al final de una semana en la que el Gobierno daba por hecho la aprobación del proyecto estrella de Yolanda Díaz. Pero el giro de dos diputados de UPN, que acabaron traicionando las órdenes de la dirección de su partido evidenció que el Gobierno camina sobre la cuerda floja.

El 28 de abril, la votación que decidía la convalidación del decreto anticrisis se disputó en mitad del escándalo por el espionaje a líderes independentistas catalanes y vascos. En esta ocasión fue EH Bildu quien acabó por sacar las castañas del fuego a PSOE y Podemos, que llegaron a dar por perdida la batalla parlamentaria. El resultado: 176 síes contra 172 noes.

El paradigma de la geometría variable se produjo el pasado jueves, cuando por primera vez Unidas Podemos votó en contra de una medida que emanaba del mismo Gobierno del que forma parte: la ley audiovisual. Una paradoja que se saldó con escasos 130 votos a favor y que salvó el PP con su abstención. Los populares ya habían salvado los muebles al Gobierno dos veces en mayo: votaron en contra de la creación de una comisión investigación sobre Pegasus, promovida por sus aliados, y permitieron la tramitación de la ley de seguridad nacional, rechazada por el bloque de la investidura.

Batallas pendientes

En La Moncloa ya sacan la calculadora ante el incierto resultado de las medidas que aún deben someterse a votación antes de las próximas generales y asumen que costarán sangre, sudor y lágrimas. Entre ellas destacan la ley de seguridad ciudadana, la de memoria democrática, la de los fondos de pensiones o la guinda de los Presupuestos del 2023. «Las leyes salen, que es lo importante», se limitan a zanjar.

No será fácil, aunque tampoco lo ha sido hasta ahora. ERC, con 13 diputados en la Cámara baja que siempre tienen la vista puesta en Junts, se encuadra dentro del llamado bloque de socios del Gobierno, pero lo cierto es que ha votado en contra de las últimas medidas clave de la legislatura. Una postura que ha descolocado a socialistas y morados.