Nadia Calviño: «No estamos en el peor momento de la legislatura, vamos a agotarla»

Lourdes Pérez / Clara Alba MADRID / COLPISA

ESPAÑA

MARCOS MÍGUEZ

La vicepresidenta primera del Gobierno defiende que la Moncloa actuó con «transparencia» en el caso Pegasus

15 may 2022 . Actualizado a las 12:40 h.

La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño (A Coruña, 1968), se posiciona en esta entrevista sobre lo obligado —la situación económica y la sombra para la legislatura del caso Pegasus—, pero también sobre las bajas por menstruación incapacitante y las tiranteces a cuenta de ello en el «Gobierno feminista y progresista». Es el signo de los tiempos políticos y sociales, en una semana en la que la mujer más poderosa del Ejecutivo lo ha querido hacer valer —y se felicita de que esté teniendo efecto ya— negándose a salir en la foto de un evento solo con hombres.

—¿Se fía de su móvil?

—Sí, sí, lo han revisado.

—¿Es responsable que el Gobierno revele una intromisión en los teléfonos del presidente y los ministros de Defensa e Interior, pilares de la seguridad del Estado?

—Es lo correcto. El Gobierno está actuando con transparencia y con responsabilidad poniendo en manos de la Justicia un presunto delito. Debemos estar preparados y, si existe alguna vulnerabilidad, tratar de cerrarla. Es bueno que seamos conscientes de que la seguridad y las guerras se juegan ya también en el ciberespacio.

—La interpretación de esa rueda de prensa fue otra: que intentaban calmar a ERC por el espionaje al independentismo.

—No lo comparto. Y creo que todos tenemos un interés común en que se mejoren los sistemas de seguridad.

—El presidente ha justificado la destitución de la ya exdirectora del CNI, Paz Esteban, por «un fallo claro» de seguridad. Pero ni él ni Robles lo han explicado.

—Cuando uno descubre una vulnerabilidad, no sería ni prudente ni responsable desvelar dónde está. Hay mucha gente interesada en atacarnos: potencias extranjeras, empresas... Las cifras de ataques acreditados y simultáneos son impresionantes. La buena noticia es que España es uno de los países con un nivel más alto de seguridad, con lo cual la inmensa mayoría de estos ataques se pueden repeler o anular.

—¿No sopesaron que dejaban al CNI a los pies de los caballos?

—Mire, lo importante es centrarse en el futuro. Poner remedio a las vulnerabilidades y reforzar nuestras capacidades para enfrentarnos a los ataques, tengan la naturaleza que tengan, desde el punto de vista tecnológico.

—Pegasus ha derivado en una crisis profunda con divergencias dentro del Gobierno y una quiebra con sus socios. ¿Es sostenible la legislatura?

—Absolutamente, sí. Este es un Gobierno que proporciona estabilidad a los españoles. Tenemos muy claras las prioridades, hemos dado muestras de responder con eficacia y determinación a las crisis y vamos a seguir trabajando para lograr nuestros objetivos de crecimiento económico, creación de empleo, prosperidad, tranquilidad y confianza.

—¿Hasta agotar su mandato?

—Sin duda. Estamos centrados en lograr la velocidad de crucero en el plan de recuperación, la cumbre de la OTAN en junio, la presidencia de la UE en el 2023...

—Es, cuando menos, una estabilidad rodeada de mucho ruido.

—Llevamos cuatro años con una fragmentación en el Parlamento que exige del Gobierno intensas negociaciones. Pero hemos sacado adelante todos los proyectos planteados, aunque sí querría que hubiese menos crispación. Todos tenemos que ayudar a bajarla. Lamento mucho esa actitud destructiva, cuando los últimos coletazos de la pandemia y los retos sin precedentes de la guerra en Ucrania apelan a una política constructiva con la que está comprometido este Gobierno.

—¿Y van a acabar la legislatura con los mismos aliados?

—No tengo ninguna razón para pensar que vayan a cambiar las cosas. Me gustaría que los proyectos que benefician a los ciudadanos salieran con unanimidad, o con el mayor apoyo. Y que la oposición dejase de hacer oposición a los ciudadanos.

—¿No les preocupan los jirones que se dejan en cada votación? ¿Lo cuesta arriba que se les está poniendo gobernar?

—Desde hace cuatro años, nuestra experiencia ha sido la de gobernar con una oposición con una actitud destructiva, desleal y deslegitimadora de las instituciones; y con unos apoyos variables que hemos tenido que ir movilizando.

—¿Están en su peor momento?

—No, en absoluto.

«Las formas de Feijoo son diferentes a las de Casado, pero las decisiones sustantivas no están cambiando» 

En las últimas votaciones en la Cámara Baja, el PP salió al rescate del Gobierno para rechazar la creación de una comisión de investigación sobre el espionaje y para rechazar los vetos presentados por ERC a la Ley de Seguridad Nacional.

—¿Es el PP la alternativa al bloque de la investidura?

—Lo que me gustaría es que el PP hubiese apoyado más medidas de las que hemos desplegado y que, como se está viendo, eran necesarias para la ciudadanía.

—¿Feijoo es realmente lo mismo que Casado, como le critican?

—Tengo una relación con él buena y fluida, y las formas son diferentes. Pero las decisiones sustantivas no están cambiando mucho esa política destructiva.

—Objetan que prefieren a Bildu, connivente en el pasado con ETA.

—Esos discursos están fuera de lugar. Estamos hablando de partidos democráticos. Esas reminiscencias son una parte de ese discurso destructivo. No vale buscar excusas.

—Vicepresidenta, ¿cuánto le ha hecho padecer la regla?

—... Pues como a todas las mujeres, depende del mes.

—Van a regularizar las bajas por menstruación. ¿Cómo se logra el equilibrio entre reconocer una realidad que sufren muchas mujeres con no volverlas a estigmatizar?

—Este es un Gobierno progresista y feminista. Hemos avanzado mucho en esa agenda liderada por el PSOE.

—¿Que se canalicen las bajas por la Seguridad Social puede generar dudas de legalidad al repercutir solo en las trabajadoras?

—Es bueno que se aclare la regulación de una prestación que ya existe y que lo cubra la Seguridad Social precisamente para eliminar ese posible sesgo negativo.

—¿Ha perdido la batalla con la ministra Irene Montero?

—Es absurdo y contraproducente plantear los debates como si fuesen batallas. Todos los ministerios participan en la elaboración de las normas.