Mazazo a la imagen exterior
La decisión del Ejecutivo de airear que Pedro Sánchez, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y Luis Planas fueron atacados con el sistema israelí ha supuesto un mazazo para la buena imagen exterior de los servicios secretos españoles. Pero ese es solo uno de los rotos que la nueva directora del CNI, Esperanza Casteleiro, tendrá que recoser para hacerse con el control de «la Casa». Por lo pronto, la cúpula del centro espera explicaciones detalladas sobre la versión de la Moncloa (no confirmada por ninguna fuente consultada del CNI) de que el CCN tardó casi un año en detectar e informar de las intrusiones porque supuestamente el contraespionaje español, a pesar de estar en el top mundial en ciberseguridad, no se había molestado en chequear los smartphones de los más altos responsables del Ejecutivo en busca del rastro de Pegasus. Y eso que, además, el potentísimo malware estaba en el arsenal del CNI desde el 2016 y, por lo tanto, los servicios secretos eran plenamente conscientes de su peligrosidad.
En el Centro Nacional de Inteligencia no dudan de la capacidad de esta agente veteranísima —lleva 40 años vinculada a «la Casa»— para llevar las riendas de los servicios secretos, pero, explican, antes de empezar a trabajar, Casteleiro tiene que calmar las aguas dentro y fuera de las fronteras españolas. Y debe hacerlo rápido porque el tiempo apremia, ya que los próximos 29 y 30 de junio se reunirán en Madrid los jefes de Estado y Gobierno de los 30 países miembros del Consejo del Atlántico Norte, principal órgano para la toma de decisiones de la OTAN. Son precisamente esos países aliados, con los que España comparte secretos, los que han seguido con más atención la crisis política interna a cuenta de Pegasus, según apuntan alto responsables de la seguridad nacional.