Dijo que el PP en el que confía es ese que «defiende los servicios públicos, que está con las clases medias, trabajadoras y humildes, que no pide el carnet, sino competencias, y que tiende puentes».
Aclamado como único líder posible para el PP, y alabado -en algunos casos, hasta el exceso- por militantes, barones territoriales, el PP europeo y los expresidentes del PP, pidió tiempo, «no tener ansiedad» por lograr el gran reto: volver a la Moncloa. «Hay una larga tarea por delante, pero ya la hemos iniciado».
Él viene, explicó, a esquivar «la política de bloques» esa que impide «que dos partidos puedan hablar, no lo entiendo». «Que nadie cuente conmigo para este entretenimiento infantil en el que ha degenerado la política española, vengo aquí a hacer política seria, no dejo Galicia para eso». «El PP es el único instrumento para lograr el cambio que España necesita, necesita cambios profundos y tranquilos», insistiendo en esa necesidad de tiempo, y de no ir a derribar al Gobierno porque sí.
Y, tras una hora larga de discurso, dijo estar preparado para el reto. «Soy tenaz y no voy a parar [...] Trabajaré para ganarme la confianza de los españoles. A trabajar», concluyó.
No perderá el tiempo: mañana comité ejecutivo en Sevilla en el que se esperan nuevos nombramientos. Y a partir del lunes, a iniciar el proceso de relevo en la Xunta.
Siete claves para entender el reseteo del PP
De lo escuchado en dos días en el cónclave de Sevilla, y sobre todo de los dos discursos de Alberto Núñez Feijoo, se pueden extraer ya las primeras ideas de peso del reseteado Partido Popular. Algunas ya experimentadas en Galicia. Son estas:
1. Ensanchar el partido y agrupar el centroderecha. El gran desafío. Feijoo se propone recuperar el poder ganando desde votantes socialistas desencantados hasta aquellos que se han ido a Vox. Al partido de Abascal le ha marcado líneas rojas: defensa de los idiomas, del sistema autonómico o de la diversidad en las familias.
2. Contar con todos. Idea repetida en el congreso, y que se entiende cumplida: se deja atrás la crisis Ayuso-Casado (que hasta se saludaron), y se integran todas las sensibilidades del PP. El discurso de Aznar fue definitorio: al partido le queda solo una bala para volver a la Moncloa, y no se puede perder en batallas internas.
3. Sentido de Estado. De esta idea se desprenden los acuerdos con Pedro Sánchez que ayer esbozó Feijoo: bajada de impuestos, política exterior o defensa de la Constitución. Quiere devolver al PP el sentido de formación de gobierno, institucional y confiable ante los grandes retos. Mano tendida.
4. El partido que más se parece a España. Esto lo dijo el presidente varias veces y es un calco del PPdeG: «O partido que máis se parece a Galicia». La idea fuerza es que en el PP tienen cabida todas las sensibilidades, desde clases medidas hasta humildes, que respeta las diferentes lenguas de España y los diferentes modelos de familia. «No soy quién para juzgar a nadie», dijo.
5. Discurso moderado. Feijoo ha empleado un tono suave, sin un solo exabrupto, y sin citar a nadie en la oposición. Pero insistió en que «moderación no es tibieza, diálogo no es sometimiento». «Yo no vengo a insultar al presidente del Gobierno, vengo con todos vosotros a ganarle».
6. Madurez y coherencia. Feijoo, como también dijo Rajoy, previno al PP ante lo que llaman la infantilización de la política. Prefiere que el PP sea un partido previsible y coherente. Es una enmienda a los bandazos de Pablo Casado.
7. Y tiempo para consolidar el proyecto. Amigo de marcar los pasos, el gallego pidió a los militantes que no tengan ansias por ganar. Pide tiempo para asentarse con un equipo aún no definido al completo y su forma de hacer oposición a Sánchez. En apenas un año tendrá el primer test: las municipales.