Ione Belarra: «Nuestra utilidad en el Gobierno no está en duda; fuera sería más difícil»

José Maria Camarero / Xabier Garmendia MADRID / COLPISA

ESPAÑA

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra.
La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. MARISCAL / efe

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 defiende la influencia de Unidas Podemos en las medidas anticrisis y admite no tener un plan B si Yolanda Díaz rehúsa ser la candidata

30 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Llega a su despacho a la carrera minutos después de asistir al Consejo de Ministros que aprobó este martes el decreto anticrisis. En cada respuesta, Ione Belarra (Pamplona, 1987) se esfuerza por subrayar el sello de Unidas Podemos en las medidas y evidencia así que los morados necesitaban una justificación para permanecer en el Gobierno tras severas discrepancias con el PSOE, como la del envío de armas a Ucrania y el giro sobre el Sáhara.

—Hace semanas que se perciben los efectos económicos de la guerra. ¿Por qué el Gobierno ha tardado tanto en responder?

—El Gobierno está actuando con la máxima rapidez y con la máxima eficacia. Es lo que la gente espera de nosotros. Estas semanas nos han servido para dialogar y escuchar las necesidades. Ahora tenemos el mejor nuevo escudo social posible.

— Pero Podemos no ha colmado sus aspiraciones, como el cheque energético y el impuesto a las eléctricas. ¿Es como para estar contentos?

—Es evidente que en algunos temas sociales habríamos ido más allá, pero estamos muy satisfechas con el resultado. Todas las medidas responden a lo que Unidas Podemos pretendía.

—Tampoco la parte socialista ha accedido a la reforma fiscal en la que llevan meses insistiendo.

—Este país tiene mucho margen para hacer una reforma fiscal que sea justa y que nos permita no solo financiar estas medidas de emergencia, sino también fortalecer nuestro Estado del bienestar. No valen parches, hay cuestiones estructurales que tampoco pueden esperar más tiempo.

—Ha sido una negociación al límite en la que Podemos ha aireado sus diferencias con el PSOE. ¿Es la única forma que les queda para reivindicar su papel en el Gobierno y presionar?

—Estamos ante una experiencia nueva, una coalición, y esto forma parte de una realidad desconocida para mucha gente en el Estado. Que haya dos partidos diferentes hace que existan posiciones distintas sobre temas centrales y lógicamente se expresan. Yo no le tengo miedo al debate, forma parte de la normalidad.

—¿Tienen la sensación de que Sánchez les enseña la puerta de salida con cada desplante?

—Con este nuevo escudo social ha quedado muy claro cuál es el rol de Podemos en el Gobierno. Estamos aquí para asegurar que las políticas sean las más progresistas posibles, que sean medidas valientes y ambiciosas para garantizar los derechos de la mayoría de la gente. Y en este caso, hemos demostrado una vez más que somos muy útiles dentro del Gobierno.

—Su predecesor en el cargo, Pablo Iglesias, le avisaba la semana pasada de que «no hay nada más imprudente» que fiarse de Sánchez. ¿Usted se fía de él?

—Creo que Pablo dejó la política institucional y todos sus cargos orgánicos para poder decir lo que quisiera, así que él es el responsable de sus palabras. Pero también creo que el Gobierno goza de buena salud y que estamos en el camino correcto.

—¿Necesitaban una victoria para ocultar las discrepancias con el PSOE en temas de calado?

—Yo no veo así las cosas. Lo fundamental era tratar de responder con la mayor eficacia posible a una crisis muy fuerte. Por eso el plan es flexible, porque todavía no sabemos las consecuencias que va a tener en la economía y en la vida de la gente.

—Entonces, ¿merece la pena seguir gobernando con un «partido de la guerra» que «deja a los saharauis a los pies de la dictadura marroquí»? Son palabras suyas y de Pablo Echenique.. 

—-En primer lugar, creo que hubo un malentendido con esa frase. No me refería al PSOE, sino al contexto belicista en el que estamos. Es normal que haya discrepancias, pero ha quedado claro que el trabajo de Unidas Podemos es fundamental. A veces encontramos resistencias, pero desde fuera del Gobierno sería mucho más difícil.

—De haber sabido el cambio de posición en torno al Sáhara antes de alcanzar el acuerdo de coalición, ¿lo habrían firmado?

—A quien se debe preguntar es a quien hace ese cambio. Hay una parte muy importante de la ciudadanía y también del arco parlamentario que no lo ha entendido. Yo no puedo responder sobre la coherencia de una decisión que ha tomado el socio de Gobierno.

—¿Cuántos sapos está dispuesto a tragarse Unidas Podemos para seguir en el Ejecutivo?

—Gobernar en minoría hace que haya muchas políticas que no compartes. Lo fundamental aquí es que nuestra utilidad en el Gobierno está fuera de duda, se ve en leyes y medidas que de otra manera nunca se habrían impulsado. Con la fuerza parlamentaria y las competencias que tenemos, estamos llevando al Gobierno mucho más allá de lo que cabría esperar.

—Los socios habituales se quejan de que el Gobierno funciona como si tuviera mayoría absoluta y a base de trágalas. ¿Se está descuidando la mayoría de la investidura?

—Yo siempre he insistido en cuidarla. En este caso, creo que las medidas que Unidas Podemos ha introducido en este escudo social lo ponen mucho más fácil...

—Pues el sello morado también estaba en la reforma laboral y, sin embargo, el bloque de la investidura la rechazó.

—Tan importante es cuidar la mayoría de la investidura como que las medidas salgan adelante.

—¿Temen que Sánchez esté preparando el terreno para unas elecciones anticipadas?

—No creo que sea un escenario factible. Estamos demostrando capacidad de gobernar y estabilidad, cuando al principio mucha gente lo ponía en duda. Con sus más y sus menos, este Gobierno es estable y tiene una mayoría sobre la que apoyarse en el Congreso. El objetivo es agotar la legislatura.

—Yolanda Díaz ha paralizado su «proceso de escucha» para centrarse en la gestión de la crisis. ¿Comparte su decisión?

—Es importante que seamos respetuosos con los tiempos de la que queremos que sea nuestra candidata y darle espacio para poder construir su propio proyecto. Llevar el liderazgo de un espacio político como el nuestro es una gran responsabilidad.

—¿Da por seguro que al final aceptará ser la candidata?

—Sin ninguna duda, para mí sería la mejor candidata posible para nuestro espacio.

—¿Y si no? ¿Tienen un plan B en caso de que se eche a un lado?

—No.

—¿Pero qué harían entonces?

—Insisto, es la mejor candidata.