Rodríguez entra en acción
El que fuera principal asesor de Aznar, con un concepto de la política muy distinto al de Casado, fue reclutado por Ayuso cuando estaba ya retirado. La ayudó en la campaña y luego, ya presidenta, Ayuso lo nombró jefe de su gabinete. El viejo MAR convenció a Ayuso de que podía aspirar a algo más que la Comunidad si le dejaba a él la pizarra. Desde ese momento, empezó a volar sola, confrontando directamente con Pedro Sánchez. Para entonces, García Egea ya había chocado con Rodríguez. Pero el triunfo arrollador de Ayuso en las elecciones del 2021 y la popularidad alcanzada con su gestión de la pandemia, a la contra de Sánchez, y con su lema de «comunismo o libertad», con copyright de su jefe de gabinete, hicieron el resto.
El cóctel de discordia perfecto
Conocedora de que la popularidad no es nada sin poder orgánico, Ayuso desafió a Casado y exigió el control autonómico del partido. El líder del PP estaba en un momento de debilidad y la jugada era un calco de la que en su día hizo Esperanza Aguirre: desafiar desde Madrid a un Rajoy en problemas. El ímpetu y la falta de cintura de García Egea, que convenció a Casado de que Ayuso quería su sillón, y el maquiavelismo político de Rodríguez, fueron el cóctel perfecto para que estallara la mayor crisis que ha vivido del PP en su historia. No está claro cuál de los dos antiguos amigos ganará. Pero será difícil que los dos sobrevivan.