Egea ha sido claro en afirmar que los ataques vienen acompañados de la exigencia de Ayuso para adelantar el congreso regional «a marchas forzadas». «Esta y no otra es la verdadera razón y ahora aparece ante ustedes la verdad», ha incidido. En este sentido, Egea ha dicho que el calendario orgánico «está como está» y no ha mencionado que se pueda modificar.
En todo momento el número dos del PP ha reiterado que el partido nunca había imputado ni prejuzgado a nadie sino que trató de hacer averiguaciones internas para mantener la «honorabilidad» y reputación del PP «sea cual sea el ámbito territorial y orgánico». «No se puede aceptar que nadie utilice las siglas de la organización para parapetarse en problemas en los que eventualmente podría estar envuelto», ha aseverado.
De momento los populares han abierto este expediente a Ayuso que «tendrá que concluirse con la información que se disponga» y que busca «preservar la unidad del partido». Los estatutos del PP consideran infracciones muy graves, que pueden conllevar la suspensión de la afiliación entre cuatro y seis años, la inhabilitación para representar al PP por igual tiempo o incluso la expulsión la «manifiesta deslealtad al partido» entendida como «toda acción u omisión voluntaria que pueda perjudicar el interés general del Partido».También «toda manifestación o declaración hecha con publicidad que incite al incumplimiento o descalificación de las decisiones o directrices válidas y democráticamente adoptadas» en el seno de la formación o participar «en grupos organizados que perjudiquen los intereses o la imagen del partido».
Gonzalo Bareño
La guerra interna en el PP ha terminado por desatar una crisis política sin precedentes en la España democrática que deja al primer partido de la oposición desacreditado y sin liderazgo en un momento crítico para el país, que se juega en los próximos años la posibilidad de superar el golpe económico provocado por la pandemia recuperando la productividad y el empleo, y que enfrenta además un desafío constitucional generado por el ascenso de fuerzas políticas a derecha e izquierda que cuestionan el modelo democrático surgido de la Transición.
La rocambolesca historia del presunto espionaje sobre el entorno de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, dirigido desde la cúpula nacional del PP con el objetivo de frenar sus aspiraciones al liderazgo de la formación, rompe todos los puentes en el partido y deja al líder popular, Pablo Casado, y a la presidenta madrileña en una situación insostenible. El PP está abocado a una catarsis que le permita retomar su papel como fuerza hegemónica del centroderecha español y garante del sistema constitucional.
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