La vicepresidenta segunda rehúye, mientras tanto, de cualquier atadura, al tiempo que en Podemos se encomiendan a su futuro proyecto político. Los de Belarra temen diluirse en un mar de siglas si el «frente amplio» llega a conformarse antes de las generales del 2023 y, al mismo tiempo, Díaz no quiere perder el control sobre lo que define como «un proceso de escucha».
Quien sí arropó ayer a su partido fue Pedro Sánchez. En Soria, puso en valor el acuerdo alcanzado con los sindicatos para subir el salario mínimo a mil euros y cuestionó al PP por haber votado en contra de la revalorización de las pensiones y de la reforma laboral. «Después de lo que ha pasado en estos dos años de pandemia, poco o nada podemos esperar del PP de Casado. Yo le pido dos cosas: que no cuestione la democracia, como está haciendo estos días después de la votación de la reforma laboral, y que no hable mal de España fuera», afirmó, según recoge Efe.