Borràs evita el desacato a la Junta Electoral y admite que a Juvillà se le retiró el escaño del Parlamento catalán

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Borrás con el vicepresidente del Parlamento catalán, Jordi Puigneró
Borrás con el vicepresidente del Parlamento catalán, Jordi Puigneró Toni Albir | EFE

Rechaza la delegación de voto pedida por la CUP para su hasta ahora diputado

03 feb 2022 . Actualizado a las 21:29 h.

Atrás quedan las críticas de Laura Borràs (JxCat) al entonces presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent (ERC), por haberse negado a investir a distancia presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont y a que Quim Torra perdiera su acta de diputado tras ser inhabilitado. Y en papel mojado se han convertido sus afirmaciones de que no permitirá injerencias de los tribunales en la actividad parlamentaria.

La ahora presidenta de la Cámara empleó estos días una argucia parlamentaria para hacer ver que defiende como nadie el escaño del diputado de la CUP Pau Juvillà, condenado a una pena de inhabilitación por no retirar lazos amarillos del Ayuntamiento de Lérida donde era concejal. Y utilizó también el recurso del ventilador. Es decir, airear en Europa lo sucedido como si el Estado español actuase de modo «represivo». Para ello ha enviado cartas a otros Parlamentos denunciando, y, por tanto, asumiendo, que a Juvillà «ya le han desposeído de su acta» de «forma unilateral», en alusión a la Junta Electoral Central, además de hablar de las «injerencias en el Parlamento por parte del Estado». Asimismo, solicitó a sus interlocutores que emprendan algún tipo de acción para proteger el escaño del citado parlamentario.

En cuanto a la vía parlamentaria, y después de que ERC, JxCat, la CUP y En Comú Podem aprobasen en la Comisión del Estatuto del Diputados una defensa del escaño de Juvillà con el límite de que la desobediencia a la Junta Electoral Central la marcase el «preservar a los funcionarios», el mismo texto salió ayer adelante en el Pleno de la Cámara autonómica. Ahora se comunicará a la JEC, que dio de plazo hasta este viernes a Borràs para retirarle el acta a Juvillà, hasta ayer secretario tercero de la Mesa. La presidenta de la Cámara dio este jueves muestra de que no quiere ser ella inhabilitada y de que el acta ya no es de ese diputado, pues cuando la CUP solicitó la delegación de voto para Juvillà, Borràs no la aceptó. Una muestra más de que acata, aunque a regañadientes, la orden de la Junta Electoral Central. Esa negativa llevó a la CUP a no votar el dictamen como protesta. Fue aprobado por ERC, JxCat y los comunes.

Por la mañana, Juvillà ya no fue convocado a la reunión de la Junta de Portavoces, por lo que para los servicios internos de la Cámara tampoco es ya diputado y no tendrá nómina en febrero.

Oferta envenenada de la CUP

Al dejar en manos de los funcionarios la ejecución de la sentencia, Borràs esquiva la desobediencia y su procesamiento. La líder de Junts tampoco aceptó la oferta envenenada que le planteó la CUP: la posibilidad de hacerse cargo de la presidencia del Parlamento y otros puestos para asumir la responsabilidad derivada de la desobediencia a la JEC. Ni ella ni ERC aceptaron.

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La primera víctima de la reforma laboral es Aragonés

«No se acaba el mundo, mañana tendremos que seguir hablando porque somos muy conscientes de la alternativa», en alusión a un Gobierno PP-Vox. Esta frase pronunciada ayer por Gabriel Rufián en el Pleno del Congreso tras anunciar su no a la reforma laboral del Gobierno refleja el enfado de los republicanos por no haber sido invitados a la negociación con sindicatos y patronal. Pero también la habilidad para dejar una puerta abierta a pactos futuros.

Rufián sabe que la primera víctima del desdén de ERC a la reforma laboral puede ser Pere Aragonès y no Yolanda Díaz. Pues el hecho de que los republicanos dejaran a la vicepresidenta segunda en manos de Cs llevó a En Comú Podem, léase Unidas Podemos, a amenazar al presidente catalán con consecuencias en Cataluña. Recientemente, los comunes pasaron a ser el socio prioritario del Ejecutivo catalán (ERC y JxCat), al que salvaron los Presupuestos cuando la CUP se bajó en marcha de ese carro desde el que hizo presidente a Aragonès, pese a haber ganado las elecciones el socialista Salvador Illa.

Con ese cambio de socio antes de cumplir un año en el cargo, Aragonès se encuentra ahora desvalido para sacar adelante proyectos como la ley de vivienda catalana, el pacto por la industria e, incluso, el deseado pacto por el catalán. Con cualquiera de ellos, los comunes pueden tomarse la revancha. Pues no les ha gustado nada que el proyecto estrella de Yolanda Díaz, que podía ser la catapulta de la sucesora de Iglesias para su frente político acabase siendo calificado de «proyecto personal» por Rufián. Tampoco sirvió de nada la cena de Díaz con Aragonès en Barcelona. Este último llegará pues a su primer aniversario como presidente de los catalanes con los comunes de Jèssica Albiach enfrente.

Con sus socios de JxCat cuestionando la mesa de diálogo que él defiende como medio de interlocución con el Gobierno para resolver el «conflicto catalán», además de dudar de la lealtad a la causa independentista. Y con la CUP propinándole una segunda patada en la espinilla después de no apoyar sus cuentas. Los antisistema acaban de darle plantón a la ronda de contactos que quería Aragonès con los independentistas, partidos y entes civiles, en busca de la perdida unidad secesionista para llegar radiante al aniversario de las elecciones 14 de febrero. Y todo por la detención de cuatro activistas antidesahucios, ya que los Mossos dependen de la Consejería de Interior, en manos de ERC. A esa soledad se les añade que ni para Colau, una vez aprobados sus Presupuestos, son imprescindibles a un año de las municipales.