Moreno cumple tres años de Gobierno en Andalucía con la vista puesta en las urnas

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, en una imagen de archivo.
Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, en una imagen de archivo. Joaquín Corchero | Europa Press

El líder popular se consolida tras convertirse en el primer presidente de la Junta no socialista, aunque para volver a ser investido dependería de Vox, según los sondeos

18 ene 2022 . Actualizado a las 08:48 h.

Muy pocos, ni siquiera Pablo Casado, apostaban demasiado por él cuando fue confirmado como candidato del PP a las elecciones andaluzas del 2018. Pero el 18 de enero del 2019, Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) tomó posesión como el primer presidente popular de la Junta gracias al apoyo de Vox y de sus socios de Cs en el Gobierno de coalición. Y tres años después estaría, según las encuestas, en disposición de gobernar en solitario tras las próximas elecciones autonómicas, que ha anunciado ya para junio u octubre del 2022.

Después de 36 años sin que los andaluces conocieran un Ejecutivo que no fuera socialista, Moreno puso en marcha lo que denominó el «Gobierno del cambio». Al contrario de lo que ha sucedido en Murcia, Madrid y Castilla y León, la alianza con Ciudadanos se ha mantenido y se mantiene sólida en Andalucía. Pero el gran beneficiado de esa coalición ha sido Moreno, mientras que Cs se acerca a la irrelevancia, fagocitado por el PP. Su candidato, Juan Marín, podría pasar de los actuales 26 escaños a tener solo entre 3 y 4.

Según la última encuesta de Sigma Dos publicada ayer en El Mundo, los populares ganarían las elecciones andaluzas con un 36,9 % de los votos y entre 48 y 49 escaños, a solo seis diputados de la mayoría absoluta. El PP obtendría más escaños que toda la izquierda junta. Moreno casi duplicaría así las 26 actas que logró en el 2018. El PSOE, que ganó aquellas elecciones con 33 diputados, repetiría ahora ese resultado con entre 32 y 33 actas. La sustitución de la expresidenta andaluza Susana Díaz por el exalcalde de Sevilla Juan Espadas como candidato no consigue por tanto revitalizar al PSOE, que quedaría en un 26,7 %, a más de diez puntos del PP. 

Implosión de Unidas Podemos

Las guerras internas que ha vivido Unidas Podemos en toda la legislatura le pasan factura. Tras dividirse en tres candidaturas, se quedaría con siete u ocho diputados, frente a los 12 del 2018, mientras que Adelante Andalucía, la marca de su excandidata Teresa Rodríguez, lograría dos, y Andaluces Levantaos, en la que se incluye Más País, se quedaría sin representación. Vox crece, aunque no tanto como lo hace a nivel nacional, y pasaría de los 13 escaños actuales a entre 13 y 15. Pero esa subida podría ser superior si Macarena Olona se confirma como su candidata.

Durante la legislatura, alejado de las estridencias que han marcado la relación entre el PP y Vox, Moreno consiguió sacar adelante la agenda legislativa del Gobierno de coalición con el respaldo de los de Santiago Abascal. Pero la evidencia de que en el 2022 se abriría un nuevo ciclo electoral hizo que Vox rompiera esa colaboración, impidiendo que se aprobaran los presupuestos andaluces del 2022. Moreno reaccionó con frialdad a ese giro, sin precipitarse a la hora de convocar nuevas elecciones y situando en la oposición la responsabilidad de la repetición de los comicios, que ubica antes o después del verano. «La legislatura durará lo que quieran PSOE y Vox», asegura, situando así a los socialistas en una posición de pinza contra su Gobierno junto a los de Abascal.

Pero Moreno tiene claro que tras las elecciones de Castilla y León él será el siguiente en «examinarse», como aseguró este fin de semana en el congreso regional de los populares castellanoleoneses. Y, aunque la perspectiva para ese examen es la de un aprobado con nota, el resultado puede ser muy diferente en función de si el PP crece hasta lograr la mayoría absoluta en solitario. De no alcanzarla, Moreno dependería de la abstención del partido de Abascal para ser investido. Pero en el PP dan por hecho que ese apoyo será inevitable sin excesivas concesiones porque no hay alternativa posible.