Los barones reclaman a Casado más flexibilidad en la reforma laboral

Ramón Gorriarán MADRID | COLPISA

ESPAÑA

Eduardo Parra | EUROPA PRESS

El líder del PP admite que no se cambia el modelo, pero insiste en rechazarla

31 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Boletín Oficial de Estado publicó ayer el decreto ley con la reforma laboral pactada por los empresarios y sindicatos, pero su lectura no hizo cambiar de opinión a Pablo Casado, que se ratificó en el voto negativo del PP durante su tramitación en el Congreso. El líder de la oposición ignoró los consejos de dirigentes de su partido, de la CEOE y de la FAES para adoptar una postura menos radical porque el acuerdo mantiene los ejes fundamentales del modelo de relaciones laborales instaurado en el 2012 con el Gobierno de Mariano Rajoy.

Casado tiene decidido que el PP no va a apoyar nada que proceda de la Moncloa o que cuente con el visto bueno del Gobierno. Hacerlo, según su visión, sería convertir al principal partido de la oposición en una «muleta» de «los enjuagues» de Pedro Sánchez. No le va hacer cambiar de opinión el hecho de que la reforma laboral pactada por los agentes sociales y aprobada por el Consejo de Ministros este martes sea, según sus propias palabras, solo «humo» y «no deroga nada» de la reforma aprobada hace nueve años por el PP en solitario.

Su oposición es tan radical que ha sugerido la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Constitucional el decreto ley, la vía legislativa que va a usar el Gobierno para tramitar la reforma. Rajoy, a pesar de contar con mayoría absoluta en el Congreso, también utilizó un decreto ley para sacar adelante la suya.

Los mensajes internos de los partidarios de una postura más mesurada no han surtido efecto. Los presidentes de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, y de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, han hecho hincapié en que esta reforma no deroga de la del 2012 y que, por tanto, no habría razones para un rechazo. La misma FAES, la fundación que patronea José María Aznar, ha incidido en esta misma idea y ha aplaudido la estrategia de la CEOE porque ha limitado «el daño de las soflamas demagógicas del Gobierno y sus socios». La nueva regulación laboral, subraya la fundación, «ni es histórica ni deroga la del 2012» y además «no tendrá los efectos letales» que se preveían.

Tercer encontronazo

Pero ninguno de estos argumentos moderadores ha hecho mella en el criterio de Casado. Como tampoco lo ha hecho que la CEOE, un aliado estructural e histórico del PP, sea uno de los firmantes del acuerdo. La patronal «tiene que tomar sus decisiones, pero nosotros las nuestras», zanjó el líder de la oposición el pasado martes.

Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, reconoce que desearía contar con el aval de los populares al acuerdo pero dice entender su distanciamiento. No quiere tener un tercer encontronazo con Casado en menos de un año. Ya saltaron chispas entre ambos con la comprensión de Garamendi hacia los indultos del Gobierno a los condenados por el procès. El líder del PP llegó a hablar de «complicidad». Las diferencias volvieron a aflorar con el respaldo de la patronal a la primera parte de la reforma de las pensiones. Para Casado, fue «un gran error», además prestarse a las «maniobras tóxicas» de Sánchez.

El camino más corto a Moncloa

Desde la CEOE, reconocen en la calle Génova, han invitado al PP a no votar en contra de la reforma laboral porque de esa forma harían inútil el empeño de enmendar el decreto ley por parte de de Esquerra y EH Bildu, dos de los aliados decisivos del Gobierno a lo largo de toda la legislatura, tal y como acaba de comprobarse con la aprobación de los. Pero el líder de la oposición sostiene que no se va a dejar arrastrar por décadas de sintonía total entre su partido y la CEOE. Considera que el rechazo a las iniciativas gubernamentales sin excepción es el camino más seguro para desembarcar en la Moncloa, algo en lo que quizás tenga que ver la presión de Vox.