Aragonès, habilitado para apretar el botón electoral en Cataluña

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en una imagen de archivo.
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, en una imagen de archivo. Enric Fontcuberta | Efe

Un año después de la llamada a las urnas y tras siete meses de Gobierno, esa facultad refuerza al presidente frente a Junts

23 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde ayer, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, está facultado para convocar anticipadamente elecciones en Cataluña, justo un año después de la citación automática de los comicios celebrados el pasado 14 de febrero, y siete meses después de haber sido investido. Este apreciado poder le sirve al republicano como arma de presión ante sus socios de Junts, pero también como amenaza y para envalentonarse frente al apoyo externo que la CUP venía dando y retiró al Gobierno catalán. 

un año tras la disolución

Habilitado para convocar comicios. El artículo 75 del Estatuto faculta al presidente de la Generalitat para disolver el Parlamento y convocar anticipadamente elecciones, aunque esta potestad no puede ser ejercida «si no ha transcurrido un año como mínimo desde la última disolución por este procedimiento». Fue el 21 de diciembre del 2020 cuando el entonces Aragonès firmó el decreto de convocatoria de comicios que publicó el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña al día siguiente. 

acuerdo ERC, Jxcat y CUP

Un Gobierno tensionado. Pere Aragonès fue investido presidente el pasado 21 de mayo, con los votos de ERC, JxCat y la CUP. En total, 74 diputados de los 135 de la Cámara. El acuerdo de legislatura llegó en el último momento tras una tensa negociación en la que JxCat se resistía a apoyar a un presidente de ERC. Fue el preludio de lo que vendría después. Llevan siete meses en la Generalitat y no hay semana en la que no trasciendan peleas entre los socios del Gobierno. Son como el aceite y el agua. No se funden. Solo se mantienen en contacto si el recipiente los soporta. 

temas de fricción

Mesa de diálogo, El Prat, juegos olímpicos, presupuestos e idioma. Las discrepancias entre ERC y Junts en el Gobierno catalán afectan a temas tan relevantes como la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez. Los primeros apuestan por el diálogo y los segundos por el choque y la unilateralidad para llegar a la hipotética independencia. En la reunión de septiembre en Barcelona, Aragonès vetó a los participantes que propuso JxCat, todos externos a la Generalitat, y la formación se quedó sin representantes.

 Las diferencias también son insalvables en la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat. ERC prima el medioambiente y se opone, mientras que el vicepresidente Jordi Puigneró apoya la obra. Otro tanto acontece con la candidatura de los juegos olímpicos de invierno. El penúltimo encontronazo lo protagonizaron los sucesores de Puigdemont y de Junqueras a raíz de los Presupuestos. Dado que la CUP se bajó del carro y negaba su apoyo, Aragonès echó mano de los de Jéssica Albiach (comunes) para sacarlos adelante. De cara a la galería, al menos, los posconvergentes, a la sazón responsables de las cuentas, se desgañitaron contra ERC. La acusaron de traidora y de haber roto el bloque independentista de la investidura. 

bloque independentista

La CUP, al margen. El que los anticapitalistas no apoyaran los Presupuestos legitima de alguna manera a Aragonés para incumplir lo pactado con la CUP para su investidura, entre otras cosas, que se sometiera a una cuestión de confianza a mitad de legislatura. Pero también para salir airoso de las acusaciones de «traidor» por la ruptura del bloque independentista. Además, puede permitirse flirtear con los comunes para aprobar otros proyectos. De momento, mantiene la línea roja de no negociar con el PSC, pero eso no quiere decir que no lo vaya a hacer si en algún momento lo necesita. Lo que sí parece imposible, al menos de momento, es que Aragonès siga los pasos del leonés Mañueco y eche de la Generalitat a los de Laura Borràs para diseñar un tripartito de izquierdas. Por su parte, la CUP ya ha dado signos de endurecer su oposición al amenazar con «desestabilizar» al Ejecutivo catalán si no corrige urgentemente su «deriva autonomista». 

gestión y pragmatismo

Recuperación. ERC ha admitido que el desafío independentista conllevó una crisis económica para Cataluña, por lo que ahora su posición es mucho más pragmática. Además de aparcar la unilateralidad, afronta la legislatura con políticas centradas en la recuperación, económica y sanitaria, y el diálogo con las instituciones del Estado.

La batalla de JxCat para evitar el segundo plano: la independencia  

La posición complicada en el Gobierno catalán la tiene JxCat. La formación heredera de Convergència, que estuvo en la presidencia de la Generalitat 33 de los 40 años de democracia, tiene el síndrome del segundón. Convive como el socio débil en el Ejecutivo de un presidente republicano de izquierdas, por necesidad, y por eso con los nuevos Presupuestos aprobados se dedicará a exhibir la gestión de sus consejerías. El músculo y la esencia del independentismo es su otra guía. Ya está calando su mensaje de un ERC «autonomista» que no avanza hacia el secesionismo, y que la CUP ha comprado, en contraposición a su «autenticidad» en la defensa de la independencia y en su conversión en el guardián del alma del otoño del 2017.

Descartada ahora una convocatoria electoral anticipada, que no beneficiaría a nadie, los fantasmas que le acechan a Junts son sobre todo su falta de unidad en el partido y que su gestión quede deslucida. Pero también en la formación tienen presente que el pacto de gobierno puede saltar durante la legislatura, que Aragonès los eche de la Generalitat y convoque elecciones. Junts se quedaría sin potenciales socios de gobierno, mientras que ERC, que se ocupará de fomentar «las excelencias de la gestión» para mitigar las críticas al abandono de la línea dura independentista, siempre tiene la cama elástica del PSC y de los comunes en la que aminorar el golpe.