Lo dijo en la clausura del congreso extraordinario del PSC celebrado en Barcelona, donde Sánchez puso en valor el tono del nuevo secretario general de los socialistas catalanes, Salvador Illa, como líder de la oposición en Cataluña y admitió sentir cierta envidia sana. Se dirigió a sus oponentes políticos para pedirles que «no apoyen al Gobierno de España, pero que apoyen a su país». «Llevamos tres meses pidiendo a la oposición respetar la Constitución y no bloquear la renovación de los jueces y echar una mano en la lucha contra la pandemia», recordó, y contrastó la actitud de los populares sin citarlos con la de Illa, que sí tendió la mano, dijo, al Ejecutivo de Pere Aragonès en asuntos como la lucha contra el virus.
Sánchez expresó la dificultad que supuso para su Gobierno tomar la medida de confinar a la población por la pandemia y aseguró que no estuvieron solos porque considera que la mayoría de la sociedad le respaldó en su decisión, pero que no estuvieron «todos, porque la derecha española siempre falla y ahora más, porque tiene a la ultraderecha al lado». «Hay que tener paciencia con ellos. Llevan mal esto de estar en la oposición», reflexionó, y añadió que de los presidentes socialistas que le precedieron —Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero— también se hablaba mal cuando ostentaban el cargo y ahora se les recuerda en positivo, según él.