La ley de 1983
La primera ley que impulsó el Parlamento autonómico en defensa del catalán, y que fue el inicio del desarrollo del sistema de inmersión, fue la ley de normalización lingüística de 1983, aprobada con un único voto en contra y una abstención. Introdujo la no separación por lengua. Los impulsores de la escuela unificada no son las fuerzas nacionalistas —pues CiU abogaba por un sistema con varios modelos, como en el País Vasco—, sino que fueron el PSC y el PSUC, que no querían que la lengua se convirtiera en una cuestión de clase social.
Hoy, casi cuatro décadas después, el panorama ha cambiado. Hay voces en Junts que apuestan por retomar la idea de dos modelos (catalán y castellano) y el PSC sigue defendiendo que sea el catalán el eje de la enseñanza, pero admite que la sentencia se ha de cumplir y niega que dar una asignatura troncal en castellano, que sería la forma de aplicar el fallo, ponga en riesgo el catalán.