Aragonès salva con la abstención de los comunes sus primeras cuentas, pero provoca otro choque con Junts

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

El presidente Pere Aragonès y la líder de los comunes en el Parlamento catalán, Jéssica Albiach, en una imagen de archivo
El presidente Pere Aragonès y la líder de los comunes en el Parlamento catalán, Jéssica Albiach, en una imagen de archivo David Zorrakino | EUROPA PRESS

ERC confirma que a cambio facilitará las de Colau en Barcelona

23 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La política catalana entra en un nuevo escenario. La mayoría independentista formada por ERC, Junts y la CUP, que permitió la investidura de Pere Aragonès, saltó ayer por los aires en el debate sobre las enmiendas a la totalidad de los presupuestos de la Generalitat. En solo medio año de mandato, Aragonès se ha visto obligado a cambiar de socios ante el veto de los anticapitalistas a sus cuentas. Tuvo que pedir ayuda a los comunes para superar la votación de las enmiendas y que sus primeros presupuestos puedan ser tramitados. Lo logró ayer en la Cámara catalana con los votos de ERC y Junts y la abstención de En Comú Podem, con los que cerró un pacto apenas unas horas antes de la votación, según el cual los comunes dan alas a las cuentas de la Generalitat a cambio de la reciprocidad de ERC con Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona.

El acuerdo con los comunes abrió un nuevo cisma de ERC con sus socios de Junts. La mayoría secesionista está rota, y el Gobierno catalán, también. Los posconvergentes y los comunes no pueden ni verse y los primeros ni acudieron a la reunión del domingo, cuando el presidente pisó el acelerador de la negociación. Ayer volvieron a intentarlo con un discurso incendiario contra los comunes en el debate parlamentario. El jefe del Ejecutivo catalán, por contra, no dejó alternativa a sus socios. A primera hora, reunió al Gobierno y puso el pacto con los comunes sobre la mesa. Si Junts no lo avalaba, estaba enterrando unas cuentas diseñadas por su consejero de Economía, Jaume Giró. Junts asumió el acuerdo, pero verbalizó su rechazo y advirtió a Aragonès de que estaba fracturando la mayoría independentista de la investidura, lo que a su juicio debería tener «consecuencias». Los posconvergentes no lo quieren admiten, pero el sector posibilista quería un trato con el PSC, como en la Diputación de Barcelona. 

La «papelera de la historia»

Mientras, la CUP, que exigía al Gobierno que entierre algunos de los grandes proyectos —la ampliación del Prat, la candidatura olímpica del 2030 y el Hard Rock en Port Aventura— y que fije fecha a un nuevo referendo antes del 2025 también culpó a Aragonès de dividir al independentismo. El PSC fue aún más contundente y afirmó que el convenio de última hora con los comunes envía la mayoría de la investidura a la «papelera de la historia», parafraseando a la CUP, cuando vetó la investidura de Artur Mas. Aragonès, por su parte, negó que la mayoría independentista esté rota, y aunque admitió que el pacto de investidura suscrito con la CUP deberá ser revisado dijo que los objetivos de su mandato se mantienen. No obstante, su posición es de mayor debilidad. Ya no podrá contar con una mayoría estable y su socio, Junts, lo ha dejado solo en dos de los principales retos de su mandato: en la mesa de diálogo y en la negociación final de los presupuestos. 

Aragonés deja el hemiciclo

«El acuerdo no es del Gobierno catalán, es de ERC con los comunes», afirmaron los nacionalistas par herir a los republicanos. ERC ha escogido priorizar el pacto con el Estado y renuncia a culminar la independencia, aseguró el diputado Joan Canadell. Aragonès, enojado, abandonó el hemiciclo durante el resto de la intervención de Junts.