El PSOE enciende la alerta ante el tirón de Yolanda Díaz entre sus votantes

Paula de las Heras / Colpisa MADRID

ESPAÑA

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Dice que de momento tiene más motivos para desearle éxito que para temerla

21 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pedro Sánchez acogió hace un mes con entusiasmo la decisión de Yolanda Díaz de intentar articular lo que ella llama un «proyecto alternativo de país» para ayudar a sacar de la desmovilización a las bases sociales de la izquierda. «Necesitamos a todo el espacio progresista en plena forma porque yo no aspiro solo a ganar las elecciones, sino a que tengamos una mayor representación», dijo. El presidente del Gobierno venía de darse un homenaje en el congreso federal de su partido, unido como no lo había estado en décadas, y su preocupación era que el declive de Unidas Podemos parecía estar lastrando sus opciones de mantenerse en el Gobierno tras las próximas generales. Lo sigue siendo, pero con un añadido.

El barómetro del CIS publicado el pasado miércoles trajo consigo una noticia relevante para los socialistas: el tirón de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no solo tiene efectos en la izquierda del PSOE sino que puede restar apoyos a Sánchez. Casi un 19 % de quienes lo votaron hace dos años dicen ahora que preferirían que ella fuera la presidenta. Y un 17 %, casi medio millón, manifiestan que la votarían.

«Es muy pronto para sacar conclusiones; ya lo hemos visto otras veces con otros actores. Pero lo que está claro es que, a diferencia de Iglesias —admiten en la dirección socialista—, ella no genera ningún rechazo». Ese es un factor a tener en cuenta porque a pesar de que cuando el ex secretario general de Unidas Podemos estuvo en el Gobierno dedicó muchos esfuerzos a escenificar tensiones internas para situar a su partido como el artífice indiscutible de las principales medidas sociales del Gobierno, nunca fue capaz de capitalizarlas. 

Reforma laboral

Los socialistas han detectado, sin embargo, que Díaz sí es percibida por buena parte del electorado como impulsora de conquistas como la última subida del SMI. Y la constatación de ese dato coincidió, sospechosamente, con la pugna en el seno del Ejecutivo por el liderazgo de las negociaciones de la reforma laboral. Una lucha que se saldó con la entrada de miembros del ala socialista en las conversaciones.

Tampoco niegan en el PSOE que, mientras el diálogo social sobre el mercado de trabajo parece ir bien, la otra reforma comprometida con Bruselas y gestionada por un ministro de su cuerda, la de las pensiones, despierta suspicacias. Aun así, tanto en la dirección del partido como en la Moncloa aseguran que, de momento, el carisma de la política gallega no suscita ningún temor. Al contrario. Admiten que «lo que de verdad sería para preocuparse —afirma un colaborador de Sánchez— es que no «tirara; no estamos en el 2015, no hay riesgo de sorpasso, está bastante claro cuál es el partido hegemónico de la izquierda; además, también nosotros estamos sacando voto de la abstención».

Fuentes del Gobierno subrayan que ni Díaz ha garantizado todavía que vaya a ser candidata ni ha armado la estructura para serlo. 

«Ruidos» y «egos»

La vicepresidenta segunda advirtió en octubre de que en su proyecto los partidos no serán los protagonistas y que si se imponen el «ruido» o los «egos» probablemente se irá. En los últimos días, sin embargo, Juan Carlos Monedero se ha atrevido a reclamarle que haga de Unidas Podemos su partido «nodriza» e Iglesias le ha instado a cerrar cuanto antes el peso que tendrán tanto esa fuerza como Izquierda Unida por si Sánchez convoca elecciones.

«Pueden elucubrar todo lo que quieran, pero hay creado un comité para la presidencia rotatoria de la UE, que nos corresponde en el último trimestre del 2023», insisten en el Ejecutivo como evidencia contra un adelanto.

En el PSOE no consideran, además, que este sea el momento óptimo para Sánchez, que terminará el año con un escenario bastante menos halagüeño de lo que desde la Moncloa se había imaginado.