Sin embargo, tres años después, el organismo estatal tomó esta determinación en función del tiempo de condena transcurrido, del buen comportamiento del reo en prisión, en donde recibió tratamiento, y de los argumentos esgrimidos por las voces discrepantes de la junta. También pesó en esta decisión el hecho de que Almeida viniera disfrutando desde el año 2013 de permisos penitenciarios sin ningún incidente. En total, el juez de Vigilancia Penitenciaria de Cantabria le había concedió 39 permisos entre los años 2013 y 2020.
Cumplía los requisitos legales
La libertad condicional supone un paso más (es como si se tratase de un cuarto grado), puesto que el preso, aunque no ha satisfecho aún toda su condena, puede hacer una vida prácticamente normal en la calle. Le fue concedida el 8 de abril del 2020 por el juez de Vigilancia Penitenciaria de La Rioja. Según indican fuentes judiciales, Almeida cumplía todos los requisitos legales para disfrutar de la libertad condicional: ya tenía el tercer grado, había cumplido de sobra las tres cuartas partes de condena, había observado buena conducta en la cárcel y estaba pagando la indemnización por responsabilidad civil. El fiscal no se opuso a la decisión del juez y, por lo tanto, la Audiencia Provincial no tuvo que intervenir.