Sánchez impone a Yolanda Díaz compartir con Nadia Calviño el control de la reforma laboral

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, en una imagen de archivo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, en una imagen de archivo. Javier Lizon | Efe

El presidente se reunirá el martes con las dos vicepresidentas para fijar la posición del Gobierno. ERC, PNV y Bildu tensan la cuerda y amenazan al Ejecutivo con un veto a los Presupuestos

27 oct 2021 . Actualizado a las 20:01 h.

Pedro Sánchez se sentará el próximo martes 2 de noviembre con la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, además de con los ministros de Hacienda, Seguridad Social y Educación, para fijar una posición unánime en el diálogo social para la reforma laboral «en los términos del acuerdo de Gobierno de coalición». A falta de acordar los contenidos, el jefe del Ejecutivo ha impuesto un pacto sobre la representación del Gobierno en ese foro, que ha sido aceptado por el sector del PSOE y el de Unidas Podemos. El acuerdo, que en la práctica supone retirar a la ministra de Trabajo el control exclusivo de la negociación de la reforma laboral que ejercía hasta ahora, llega después de una semana de reproches mutuos.

Reuniones todos los martes

El pacto alcanzado establece la entrada en la mesa del diálogo social, que se reúne todos los miércoles, de miembros del equipo de Calviño y también de colaboradores del titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, por lo que ambos ministros tendrán conocimiento directo de todo lo que se negocie. La delegación del Gobierno estará formalmente encabezada por el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, del equipo de Díaz. Por parte de Calviño y Escrivá serán directores generales, para evitar que un secretario de Estado de la vicepresidencia segunda quedara por encima de uno de la vicepresidencia primera. Pero todos los martes, serán los tres secretarios de Estado Empleo, Economía y Seguridad Social los que se reunirán para fijar previamente la posición del Gobierno en la mesa. En función de los temas que se traten, se incorporarán representantes de otros ministerios. Pese a ello, tanto Díaz como Calviño se mostraron satisfechas con la solución impuesta por el presidente.

La vicepresidenta segunda puso el énfasis en que Sánchez es quien representa a todo el Gobierno y le instó a que sea él, y no Calviño, quien tenga la última palabra sobre lo que se pacte con los agentes sociales. «Deroguemos la reforma laboral y que la encabece el presidente del Gobierno», proclamó. Pero Díaz consideró «sorprendente» que el PSOE muestre ahora sus «diferencias» sobre el alcance de la reforma laboral, cuando ya está pactado desde diciembre. «Lo importante no es el quién, es el qué», recalcó, destacando el hecho de que se haya aprobado que la posición del Ejecutivo se fijará en los términos del pacto de gobierno, que habla de «derogar» la norma del PP.

Calviño celebró también el acuerdo que, según dijo, está «totalmente alineado» con la posición que ella defendía. Lamentó el «tremendo ruido» que se ha generado en este tiempo y se comprometió personalmente a «bajar este grado de crispación».

La tregua momentánea llega después de episodios de tensión que llevaron a que la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, se quejara de que «cada vez que hay una buena noticia» se genera «ruido» desde Podemos, como ocurrió con la aprobación del ingreso mínimo vital.

Primera prueba de las cuentas

Pero, a la espera de poner paz entre sus vicepresidentas, a Pedro Sánchez se le acumula el trabajo y encara con dificultades la recta final de la negociación de los Presupuestos, que la próxima semana afrontan su primera prueba en el Congreso con la votación de las enmiendas a la totalidad. PP, Vox y Ciudadanos ya han anunciado que presentarán la suya. Pero ERC, imprescindible para que el Gobierno apruebe las cuentas, tensa la cuerda y sigue amenazando con echarlas abajo si no se aceptan sus demandas sobre la protección del catalán en la ley del audiovisual. Y tampoco el PNV garantiza por ahora su apoyo, sin descartar otra enmienda a la totalidad. Incluso EH Bildu, a pesar de lo dicho por su líder, Arnaldo Otegi, afirma que «en ningún caso» está garantizado su respaldo. El viernes finaliza el plazo para que el Gobierno consiga evitar que sus socios habituales den ese paso.