El Paso y Los Llanos ya ardieron en agosto

Santiago Garrido Rial
Santiago Garrido LA PALMA | ENVIADO ESPECIAL

ESPAÑA

Santi Garrido

Los municipios más dañados por el volcán sufrieron un incendio por una zona paralela a la erupción, que afectó a casas, vehículos y plantaciones

01 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tendiña es un barrio que, pese a que pueda evocar un comercio gallego pequeño, su raíz tira más hacia el monte, en lenguaje aborigen. Está en El Paso, donde nace el volcán, y junto a una carretera que, si se cruza, uno ya está en Los Llanos. A unos metros, la urbanización Celta. Todo su entorno hasta Tajuya ha estado, desde el domingo 19, abarrotado de vecinos, visitantes y medios, pues se observa con gran detalle cómo evolucionan las erupciones. ç

Tal vez tal avalancha, también de coches que van y vienen, no han dejado ver el panorama desolador que hay en un radio amplísimo, hasta la parta alta de El Paso y el remate ya en la linde con Tazacorte: un recorrido paralelo al de la lava, pero a unos 5 kilómetros de distancia de media. Aún se pueden ver las fincas quemadas, y también muchas casas quemadas o afectadas. Bastantes rodeadas de tierra incendiada por todas partes. Hay plantaciones de plátano destruidas, invernaderos arrasadas, balsas de agua o postes de la luz afectados, coches abandonados tras arder. No fue un incendio forestal, aunque tampoco urbano estrictamente: el fue se llevó por delante todo lo que pudo entre casa y casa, en una superficie aproximada de 300 hectáreas. Por supuesto, fueron necesarias las evacuaciones.

Santi Garrido

Todo esto ocurrió en la semana del 17 de agosto, no hace ni mes y medio, pero sus graves efectos han quedado silenciados, por motivos obvio, por el volcán. Hubo destrucción, pero nada que ver en la magnitud. José Brito Pérez, octogenario, fue uno de los afectados. El fuego le llegó a la parte de atrás de sus casas, que se pudo salvar, lo mismo que la de su vecino Alexis Martínez Pérez. José, que ya vivió los terremotos del 49, de niño, y el del Teneguía, compara los efectos de las llamas con el volcán: «En el incendio pierdes los bienes, pero al menos mantienes el terreno, con el volcán, ni el terreno te queda». En la erupción de estos días se ha quedado sin un invernadero de plátanos, que trabajaba su hijo. En el incendio, apenas, pero muchos de sus vecinos, pequeños productores, se quedaron sin sus plantaciones, tanto de plátano como de aguacate, muy abundante en esa parte de la isla. Pero nada como el primero. «Aquí, si no hay plátano, no hay nada, es lo que mueve la isla», apunta Alexis. Por los ingresos, pero incluso por las ayudas públicas que llega, más o menos a finales de noviembre, época que muchos ya califican como la de los Reyes anticipados. Alexis pasó momentos muy malos en ese incendio de agosto. «Estaba en medio del fuego, y gracias a los vecinos lo pudimos apagar», explica. Brito se muestra pesimista y triste por todo lo que le está pasando a la isla, por lo que se ve y por lo que no, como las enormes dificultades que van a tener ahora los productores plataneros para gestionar sus cosechas, afectadas por la ceniza o sin caminos y carreteras para sacarlas.