La nube tóxica del volcán de La Palma se expande hasta el círculo polar ártico

Nacho de la Fuente
Nacho de la Fuente LA VOZ / AGENCIAS

ESPAÑA

Kike Rincón | Europa Press

El dióxido de azufre ya ha llegado a Svalbard, un archipiélago situado en el océano glacial ártico y que pertenece a Noruega. Así lo precisa la red de satélites de Copernicus, un proyecto dirigido conjuntamente por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la UE

29 sep 2021 . Actualizado a las 19:36 h.

El dióxido de azufre (SO2) generado por la erupción del volcán de Cumbre Vieja se ha expandido hasta el círculo polar ártico. Así lo detallan los satélites de Copernicus —un proyecto dirigido conjuntamente por la Agencia Espacial Europea (ESA) y por la UE— que precisan que la potente nube tóxica ha llegado hasta Svalbard, un archipiélago situado en el océano glacial ártico y que pertenece a Noruega.

Según las imágenes que ofrece esta red de satélites, el cúmulo de gases y cenizas que se desprenden desde hace 11 días de las bocas eruptivas del volcán de La Palma siguen viajando desde las islas Canarias hacia el norte de África, sur de España, Baleares, países mediterráneos, así como a varias zonas de Europa del Este y del Ártico.

El volcán de La Palma es en estos momentos el principal foco emisor de dióxido de azufre en todo el mundo, ya que con las más de 10.000 toneladas diarias de SO2 incoloro que emite por su cráter, dobla las emisiones de la industria más contaminante del planeta, la de extracción de metales en la ciudad rusa de Norilsk.

La columna de gases y cenizas volcánicas alcanzó los 3.500 metros de altitud en las últimas horas y se incrementó la emisión diaria de dióxido de azufre hasta las 10.757 toneladas, según datos aportados este miércoles por la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, María José Blanco, y que recoge Efe. El régimen de vientos hace que su impacto sea menor en la operatividad aérea, si bien algunas cenizas finas podrían alcanzar la isla de El Hierro en las próximas horas.

Columna de gases retenida en el mar

En cuanto a la columna de vapor de agua y gases tóxicos generada al llegar al mar la lava volcánica su peligro se circunscribe, por ahora, a la zona de contacto con el océano Atlántico, sin que haya habido ningún tipo de afección entre la población de La Palma.

Esta nube de gas no se ha extendido lateralmente y la zona de interacción entre la lava y el agua del mar «es pequeña», según aseguró María José Blanco tras asistir a la última reunión del comité de dirección del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca). Los expertos siguen aconsejando a los vecinos de las localidades próximas al núcleo del volcán que extremen las medidas de precaución y se mantengan confinados en sus hogares, donde se les recomienda el sellado de puertas y ventanas para evitar la entrada de gases desde el exterior.

En declaraciones a Europa Press Televisión, el vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), Germán Peces-Barba Romero, ha señalado que aunque las mascarillas son muy buenas para protegerse del polvo en suspensión y de las cenizas volcánicas, «no son útiles» para los gases que se filtran por todas partes. El vicepresidente de Separ ha indicado, además, que «los gases más peligrosos son el dióxido de azufre y los sulfídricos, fluorídricos y clorhídricos que acompañan el avance de la lava», aunque todos estos gases solamente tienen toxicidad «si llegan a acumularse en una concentración suficiente como para afectar a las personas».

«Los síntomas habituales suelen ser la irritación de las mucosas y si es más intensa la exposición empiezan a aparecer los síntomas respiratorios. Si avanzáramos en la intensidad de la inhalación de estos gases puede haber problemas serios pulmonares», ha indicado.

Inhalar estos gases genera problemas respiratorios y, en los casos más extremos, varios tipos de cáncer

Fermín Apezteguía | Colpisa

Las cenizas de volcán, por sí solas, no tienen por qué representar un grave riesgo para la salud humana, según describe un informe de la Red Internacional de Amenazas Volcánicas para la Salud (IVHHN). Pero los llamados flujos piroclásticos, que son los gases mezclados con lava a altas temperaturas, sí suponen un auténtico peligro para la vida. Resultan muy tóxicos y desde hace tiempo se conoce que son la principal causa de mortalidad en las grandes erupciones registradas en el mundo, por problemas respiratorios y cánceres.

En personas sanas, las cenizas de volcán causan complicaciones respiratorias menores, síntomas oculares e irritación de la piel, además de otros efectos de tipo indirecto. Niños, pacientes con enfermedades previas o sistemas inmunodeprimidos pueden, sin embargo, sufrir crisis de peor calado.

Ocurre así porque, según este documento de la Red Internacional de Amenazas Volcánicas para la Salud, las partículas finas «irritan las vías respiratorias y provocan su contracción, haciendo que la respiración sea más dificultosa». El polvo fino, además, favorece una mayor secreción de las vías respiratorias, lo que genera a su vez más tos y más dificultades inhalatorias.

Llamadas a la prudencia

Un informe de la Universidad de Chile, un país con más de 500 volcanes activos, advertía que además de los efectos «ampliamente conocidos» provocados por las nubes tóxicas volcánicas, «como quemaduras, traumatismos y alteraciones del sistema respiratorio», existen otros que siguen siendo «motivo de controversia e investigación». Los más perjudiciales de los gases son el dióxido de carbono y el ácido sulfhídrico, que pueden causar asfixia.

Al penetrar en el organismo, la comunión de gases y cenizas favorece, además, la respuesta inflamatoria, una reacción propia del sistema inmune, que mantenida en el tiempo puede ser peligrosa. También contribuye a la aparición de cuadros de silicosis y la formación de cánceres diversos.

Por este motivo, las llamadas a la prudencia, a mantener la distancia fijada por las autoridades y a emplear mascarillas en zonas cercanas al volcán han sido constantes estos días en La Palma.