La erupción del volcán supera su primera semana estable, pero genera más daños

Santiago Garrido Rial
Santiago Garrido LA PALMA | ENVIADO ESPECIAL

ESPAÑA

El avance de la lava se acelera y se lleva por delante la iglesia y el centro médico de Todoque

27 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete días después, el volcán de La Palma rugió un poco menos. Tras el caos del viernes (más lava, más fisuras, más evacuados), que hacían temer un empeoramiento de la situación, ayer domingo por la tarde, poco después de las cuatro hora peninsular, el día parecía tranquilo en el entorno de Los Llanos y El Paso, soleado y sin grandes estruendos, más allá de la inmensa nube en el horizonte.

Una tranquilidad que se sobresaltó por la tarde, después de las 18.00 horas, cuando el avance de la colada de lava, en su curso natural, aceleró en su velocidad, dio con la iglesia de Todoque (Los Llanos) y se derrumbó el campanario. Una vecina comentaba en la RTC que justo por la mañana habían podido ir a recoger algunas cosas, y que los vecinos están «destrozados», por lo que significa esa iglesia para ellos. Porque la lava también ha afectado a otros edificios aledaños, casas y el centro médico, tras unos días sin casi movimiento, y aún le queda un buen trecho hasta el mar o una pequeña montaña. Volvió la incertidumbre y el miedo, que nunca se han ido.

Y eso que durante la mañana habían ido llegando buenas noticias: reapertura del espacio aéreo por Enaire, vuelta a casa de los 160 desalojados en Tacande y Tajuya, nivel sísmico muy bajo…

Enfermo, pero estable. Con unos indicadores bajos en el llamado tremor sísmico, las señales de movimientos y las deformaciones de los terrenos, como apuntaba en una comparecencia pública María José Blanco, directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional, además de los datos que dio el director técnico del Plan de emergencias volcánicas de Canarias (Pevolca). Las explosiones de la mañana de ayer no tenían nada que ver con las de la jornada anterior, por ejemplo.

Tal vez se notaron más los cambios en poblaciones situadas al otro lado de La Palma, por ejemplo en la capital, Santa Cruz, donde incluso se podía ver a paseantes con paraguas, y no por la lluvia, sino por la ceniza, también muy extendida, muy cerca además de un abarrotado puerto que veía como se llenaba su explanada en busca del último ferri, el de las cinco, con dirección al puerto de Los Cristianos, en Tenerife. Muchos eran viajeros, otros simplemente acudían a preguntar por trayectos.

Y también se escuchaba el ruido en lugares muy alejados y con montañas por medio, como Barlovento, algo poco usual hasta ahora. Pero el ambiente general en varios puntos de la isla, ayer, era de cierta tranquilidad, siempre a la espera de que algún cambio en el cono de Cumbre Vieja vuelva a cambiarlo todo.

Desprendimiento en un acantilado

Domingo como era, las terrazas estaban llenas ya a media tarde por el fútbol, y en playas como la de Tazacorte, al noroeste del volcán, numerosas personas tomaban el sol con normalidad. Y eso que en esta localidad, rodeada de enormes acantilados y de un enjambre de plantaciones de plátanos, ayer se produjo un desprendimiento de otro acantilado, pero sobre el mar. Las primeras informaciones apuntaban a que se trató de un fenómeno geológico más que en principio no guardaría relación con el volcán.

Esos mismos bañistas de Tazacorte observaban en el mar, a unos centenares de metros, el paso del Oceanográfico Ramón Margalef, llegado el sábado de Vigo. Una estampa incluso bucólica de no ser que a lo lejos el volcán sigue erupcionando y el drama de que más de 6.000 personas han debido ser desalojadas y decenas han perdido sus casas. El barco analiza la calidad del aire. Pese a que el volcán emite unas 25.000 toneladas de dióxido de azufre cada día, la calidad es buena.

Lava presente en más de 200 hectáreas, y cenizas dispersadas en unas 1.300

El volcán se mide estos días en datos, obviamente cambiantes a cada jornada (incluso varias veces en la misma), y en imágenes. De los primeros, según los últimos datos de Copernicus, la lava del volcán de Cumbre Vieja ha cubierto unas 210 hectáreas de terreno y el área que cubren las cenizas se extiende por 1.314 hectáreas. El cono, formado justamente esta semana, ha llegado a los 250 metros.

Hay cuatro centros emisores y dos ríos de lava, que en su parte elevada avanza a gran velocidad. Se ha llevado por delante 461 edificaciones, en las que hay de todo. Más o menos la mitad son casas. Los caminos y vías destrozadas, una de ellas casi estructural para esa zona de la isla, suman unos 16 kilómetros.