Aragonès llama al orden a Junts por su «deslealtad» y este minimiza la relevancia de la mesa de diálogo

Cristian Reino COLPISA | BARCELONA

ESPAÑA

Choque en el secesionismo. El presidente Aragonès, que aboga por una etapa de diálogo con el Gobierno, reclamó ayer lealtad a Junts durante una conversación con su vicepresidente, Jordi Puigneró, cuyo partido insiste en la confrontación en la era «posprocés».
Choque en el secesionismo. El presidente Aragonès, que aboga por una etapa de diálogo con el Gobierno, reclamó ayer lealtad a Junts durante una conversación con su vicepresidente, Jordi Puigneró, cuyo partido insiste en la confrontación en la era «posprocés». Alejandro García | Efe

JxCat ningunea al presidente y dice que solo representaba a ERC

17 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra entre independentistas continúa. El día después de la reunión entre el Gobierno central y la Generalitat para abordar el conflicto catalán, Pere Aragonès llamó al orden al número dos de su Ejecutivo, Jordi Puigneró, de Junts, al que reclamó «lealtad», que no se repitan las crisis de estos últimos días y que cesen las hostilidades.

La Generalitat participó el miércoles en la mesa de diálogo con el Gobierno central en inferioridad numérica, toda vez que el jefe del Ejecutivo catalán decidió apartar a Junts de las conversaciones por su intención de integrar en la delegación catalana dirigentes del partido en lugar de miembros del Gobierno autonómico. Junts no dio su brazo a torcer, y Aragonès, tampoco. El resultado fue una mesa sin representantes de JxCat.

Aragonès convocó este jueves a Puigneró para darle cuenta del resultado del encuentro del miércoles en la Generalitat. No obstante, ante próximos encuentros, las posiciones entre republicanos y posconvergentes siguen igual. El jefe del Ejecutivo catalán insiste en que la delegación catalana tiene que estar formada por miembros del Gobierno, mientras que los de Puigdemont abogan por que participen Jordi Sànchez o Jordi Turull, ajenos al Ejecutivo. El presidente podría ofrecerles alguna tarea, pero no la de sentarse en la mesa.

En realidad, el choque sobre quién debe representar a la parte catalana no es más que la punta del iceberg de una división sobre cómo afrontar el posprocés. ERC aboga por abrir una nueva etapa, marcada por el diálogo, mientras Junts insiste en la confrontación. Los de Puigdemont intentaron dinamitar la mesa y ayer cargaron con todo. Dijeron que se sentó la minoría del independentismo y que la mesa era de partidos. Aragonès representó a ERC, afirmó Elsa Artadi, minimizando al máximo la relevancia del encuentro. A su juicio, el resultado de esta reunión sitúa la partida más atrás que las dos citas presididas por Quim Torra (Pedralbes y la Moncloa). 

Avances en meses

La mesa está muy tocada, según los posconvergentes, que criticaron el sin prisas, pero sin pausas y sin términos pactado por Sánchez y Aragonès. Estas descalificaciones las profirieron a primera hora de la mañana, antes de que Aragonès llamara a capítulo a su vicepresidente, pero también después.

Aragonès insistió en reclamar tiempo para que la mesa de diálogo dé frutos y señaló que a partir de ahora las reuniones serán discretas y que solo serán públicas cuando haya acuerdos que comunicar. El presidente catalán acordó con Sánchez reiniciar el diálogo sin fijar términos.

«Te encorsetan mucho, pero esto no quiere decir que sea sine die. Se tiene que ir avanzando y concretando. Necesitamos una primera fase de negociación para dar un margen de confianza y hay que avanzar en las concreciones», señaló. Rechazó las fechas, pero en cambio avisó al presidente del Gobierno de que en los próximos meses la mesa tiene que ofrecer «avances». «Si no, el riesgo de inestabilidad es muy grande», advirtió.