El joven de Malasaña cambia su versión y reconoce a la Policía que las agresiones fueron consentidas

Melchor Sáiz-Pardo COLPISA | MADRID

ESPAÑA

Cientos de personas se congregaron hoy en la madrileña Puerta del Sol para pedir el fin de la violencia homófoba y contra el colectivo LGTBIQ+
Cientos de personas se congregaron hoy en la madrileña Puerta del Sol para pedir el fin de la violencia homófoba y contra el colectivo LGTBIQ+ Kiko Huesca | Efe

El muchacho, que se dedica eventualmente a la prostitución masculina, asegura que mintió para tratar de conservar a su nueva pareja, que desconocía que se dedica al sexo a cambio de dinero. Reconoce que las heridas fueron consentidas mientras mantenía relaciones con un cliente. La Policía Nacional llevaba desde el lunes buscando a ocho encapuchados como autores del presunto ataque homófobo, en el que le marcaron la palabra «maricón» con una navaja en un glúteo

09 sep 2021 . Actualizado a las 10:40 h.

No hubo agresión homófoba en Malasaña el pasado domingo. El joven de 20 años y nacionalidad española que aseguró que varios encapuchados le habían asaltado en el centro de Madrid para grabarle en una nalga con un cuchillo la palabra «maricón» se desdijo a primera tarde de este miércoles ante la Policía. El individuo, que se dedica de manera eventual a la prostitución masculina, confesó ante los agentes de la Brigada Provincial de Información de la Comisaría de Centro que las heridas fueron consentidas durante una práctica de carácter sexual con otro hombre en el domicilio de este último.

El joven admitió que se inventó todo para tratar de conservar a su nueva pareja, que desconocía que se dedica al sexo a cambio de dinero y a la que no podía desvelar que fue un cliente el que le grabó el insulto en un glúteo.

El denunciante acabó derrumbándose ante los funcionarios que este miércoles, por tercera vez, le citaron para tomarle declaración ante las abundantes contradicciones de su versión. Los agentes ya estaban convencidos de que todo era una invención después de comprobar que ninguna de la multitud de cámaras de seguridad y tráfico existentes en el barrio había grabado a los ocho encapuchados que, según el joven, le asaltaron a la puerta de su domicilio.

Ni rastro de los agresores a pesar de que la zona, muy cercana a la conocida Plaza del 2 de Mayo y al ser de tráfico restringido, tiene activos hasta siete dispositivos de captación de imágenes del Ayuntamiento de Madrid.

El joven, que se enfrenta ahora a una acusación de simulación de delito, había afirmado ante los agentes que no tenía problemas serios con nadie y que no conocía a sus atacantes. Los asaltantes -afirmó- se lanzaron sobre él cuando abría el portal de su casa, llevaban sudaderas con capuchas negras y mascarillas o pasamontañas que dificultaban mucho su identificación, tal y como constaba en la falsa denuncia. Un documento en el que la única verdad es que efectivamente le fue grabada la palabra maricón junto a una cruz invertida, según han explicado responsables del operativo.

Las dudas de los funcionarios arreciaron el martes, cuando acabaron de repasar todas las grabaciones de las cámaras disponibles en Malasaña desde horas antes de las 17.15 horas (momento en el que denunciante situaba la falsa agresión) y la noche. Tampoco ningún testigo vio a la «banda», pese a que eran cientos las personas que a esas horas de la tarde de un soleado domingo inundaban las terrazas del popular barrio de Malasaña.

Tampoco ningún vecino del inmueble, a pesar de que eran numerosas las personas que entraron y salieron a esas horas, había visto a ninguno de los supuestos encapuchados que, según el denunciante, le estaban esperando en el interior del portal para, tras gritarle «maricón», «comemierda» y «asqueroso», grabarle en el glúteo el conocido insulto y cortarle con una navaja el labio inferior.

Ni siquiera la propietaria del comercio en el que el joven decía haber estado instantes antes de la supuesta agresión recordaba haberle visto. Las cámaras también confirmaron que no había pasado por esa tienda a la hora que decía.

Reticente a la denuncia

También rechinó desde el principio a los agentes el hecho de que el joven, que dijo no poder siquiera identificar el acento de los asaltantes, no pidiera ayuda a sus vecinos ni llamara a la Policía o al Samur inmediatamente tras la agresión. El «agredido» no se personó hasta las 22.30 horas en la comisaría de la calle Leganitos. Y lo hizo «forzado» por su pareja y un compañero de piso, explicaron fuentes de la investigación, que revelaron que en un principio el muchacho se negó a formular denuncia, algo que hizo anidar las dudas entre los operativos desde el comienzo mismo de este caso.

Los responsables de la Brigada de Información desde el inicio expresaron abiertamente sus dudas a sus superiores sobre la agresión por otro motivo: el denunciante no pudo aportar la ropa que vestía en el momento de la supuesta agresión para tratar de recuperar ADN de los agresores porque dijo que la había lavado de inmediato.

Aunque los funcionarios desde el inicio de la investigación mostraron sus prevenciones, sobre todo porque no había constancia de la existencia una banda organizada de estas características ni antecedentes de un ataque homófobo similar a plena luz del día en Madrid, este caso desde el inicio desató una avalancha de reacciones, empezando por la del propio Pedro Sánchez que condenó desde su Twitter el «ataque homófobo» y convocó de urgencia este viernes a la Comisión contra los delitos de odio.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, aprovechó este episodio para denunciar que es «evidente» que los «discursos públicos y políticos a veces difusos» generan «un caldo de cultivo» para que haya «delitos de odio». Y numerosos colectivos habían llamado a manifestarse en los próximos días a raíz de la denuncia de este joven.