Un juez investiga si Rusia podría estar detrás de Tsunami Democrático

CRISTIAN REINO BARCELONA /COLPISA

ESPAÑA

Manifestación por la independencia de Cataluña en junio del 2021
Manifestación por la independencia de Cataluña en junio del 2021 ALBERT GEA | REUTERS

El magistrado sigue sobre la pista de los contactos hechos por el independentismo para que Rusia apoyara el «procés» y Puigdemont niega su vinculación con los servicios de inteligencia ruso

03 sep 2021 . Actualizado a las 19:54 h.

La investigación del llamado caso Volhov vuelve a desvelar nuevos intentos por parte del entorno de Puigdemont de estrechar lazos con dirigentes rusos para buscar el apoyo del Kremlin a la independencia.

De acuerdo al informe que la Guardia Civil ha entregado al juez Aguirre, el jefe de la oficina del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, estableció contactos con un empresario ruso, a quien la justicia española denegó la nacionalidad española por su presunta vinculación con los servicios secretos rusos, según recoge El Periódico. Las conversaciones entre Alay y el supuesto espía ruso abordan un negocio de venta de gas o petróleo de una empresa rusa a otra china y las maniobras para que este empresario ruso fuera nombrado embajador de la Cámara de Comercio de Barcelona, pues «abre muchas cosas en Moscú», según recoge el informe policial.

El empresario, que llegó a reunirse con Puigdemont, habría mantenido además contactos con algunos líderes del crimen organizado ruso.

Según publica este viernes The New York Times, Alay se reunió con funcionarios rusos y con exagentes de inteligencia. El objetivo era garantizar la ayuda rusa para lograr la independencia. Estos movimientos son conocidos como la trama rusa del «procés,» que los dirigentes secesionistas siempre han negado. Dimitrenko hizo además negocios con otro empresario, Artem Lukoyaniuv, hijo adoptivo de un exasesor de Vladimir Putin. El juez Aguirre pide ahora que se investigue esta vía, a pesar de que la Fiscalía se ha mostrado en contra.

El diario norteamericano hace mención a un informe de inteligencia europeo, en el que se señala que algunos de los funcionarios con los que Alay se reunió en Moscú están «involucrados en lo que se ha conocido como la guerra híbrida del Kremlin contra Occidente». Una estrategia de desestabilización política, que emplea propaganda y desinformación, que podría estar detrás de la creación del movimiento Tsunami Democrático, del que aún hoy se desconoce quién fue su impulsor y que protagonizó una protesta muy contundente tras la sentencia del 'procés', al lograr ocupar el aeropuerto del Prat. De momento, la Fiscalía se opone a la intención del juez de Barcelona de enviar a la Audiencia Nacional la investigación de este caso en relación a Tsunami Democrático.

Hace casi un año, la Guardia Civil detuvo a 21 personas en el marco de una operación contra una supuesta trama de financiación irregular del «procés» mediante el desvío de fondos públicos. El juez vinculó a los detenidos, entre ellos dirigentes destacados del independentismo como Xavier Vendrell, David Madí u Oriol Soler, con el desvío de fondos a financiar la estructura que tiene Carles Puigdemont en Waterloo. Además, se les relacionaba con las protestas de Tsunami Democrático y con los vínculos que el independentismo intentó hacer con el Kremlin para buscar apoyos internacionales a la independencia de Cataluña. De las instigaciones de la Guardia Civil trascendió, según el auto del juez, que Víctor Terradellas, antiguo dirigente de Convergència, explicó a Vendrell que un jefe de un grupo ruso había ofrecido a Carles Puigdemont «contar con 10.000 soldados y pagar toda la deuda catalana» para apoyar la independencia de Cataluña, pero que el expresident «se cagó», según recogió el auto.

En algunas de las conversaciones interceptadas por la Guardia Civil, aparecen mensajes entre Alay y Puigdemont, que dejan clara la voluntad de los dirigentes secesionistas de no hacer declaraciones que pudieran molestar los intereses del Kremlin. «Situación complicada en Moscú, ahora mismo», le dice Alay a Puigdemont. «Tenemos un triángulo complicado: Lukashenko-Navalny-Snowden», señala. «Recomiendo de momento que no digas nada de Navalny. Nada está claro y creo que es mejor esperar y ver si ha habido un envenenamiento o si es eso de donde ha venido», remata.

También contacta con el abogado del expresidente, Gonzalo Boye: «Sabes que soy pro-Snowden, pero es como Navalny; hay que ir con cuidado con los tiempos». En el independentismo siempre han apuntado que cualquier insinuación de Puigdemont buscaba apoyo ruso para la secesión de Cataluña en 2017 era una historia inventada por Madrid y la Guardia Civil. Hace un año, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia calificó de «falsa» y «carente de pruebas» la presunta injerencia en Cataluña y ha criticó a los medios por «creer en semejantes fake news».

Un comunicado remitido por la oficina del expresidente de la Generalitat ha salido al paso este viernes de «las informaciones aparecidas», que tienen como «fundamento» un informe de la Guardia Civil, que está «lleno de falsedades, incongruencias e intoxicaciones», han asegurado en el entorno del dirigente nacionalista. «El único objetivo del informe es criminalizar y desprestigiar el independentismo catalán ante la comunidad internacional, presentándolo como un elemento desestabilizador», ha afirmado.

A su juicio, «las filtraciones descontextualizan la realidad».

«Existen muchos otros mensajes sobre situaciones políticas en otros países que se omiten intencionadamente», ha apuntado. «La revelación de conversaciones privadas, que no tienen nada que ver con un delito, es un instrumento más de la guerra sucia que el Estado Español practica contra Cataluña», ha arremetido. Todas las actividades internacionales de la oficina del expresidente Puigdemont, así como también del jefe de su oficina, Josep Lluís Alay, y de su equipo jurídico, con Gonzalo Boye al frente, según ha asegurado, «son perfectamente legales» y tienen como objetivo «contribuir a la resolución democrática del conflicto político entre Cataluña y España».