Exageración. La opinión pública ya no es un mero receptor, coge el mensaje y lo replica, muchas veces incluso exagerándolo y adaptándolo a su cosmovisión.
Redes sociales. Las redes están diseñadas para alimentar los mensajes que la gente quiere o le gustaría oír, filtrando la información y creando burbujas de realidad que contribuyen a polarizar y segmentar aún más la sociedad.
Rapidez. La información se consume muy rápido y los políticos necesitan renovar su mensaje de modo constate para parecer dinámicos.
Corto plazo. Hay una miopía que provoca que solo se actúe pensando en el corto plazo, porque la vida política cada vez dura menos. Se necesitan resultados rápidos para no ser sustituidos por rivales internos. Lamentablemente, siempre se critica al Gobierno haga lo que haga, y esa es también la causa de que la gente no vea autenticidad en los políticos.
Mediocridad. Existe una mayor mediocridad en ciertos perfiles políticos, que provoca que la crispación sea más cómoda para ellos, ya que requiere de un proceso intelectual menos complejo.