PSOE y PP aspiran a limar su deteriorada relación, y Díaz, a reafirmar su liderazgo en Unidas Podemos
29 ago 2021 . Actualizado a las 06:00 h.La actualidad política solía ofrecer un respiro en verano, un armisticio que comprendía entre el tradicional despacho del presidente del Gobierno en Palma con el rey, a principios de agosto, y la vuelta de las reuniones del Consejo de Ministros y la reapertura del Congreso, momento en el que regresaban las hostilidades. Pero desde hace años esa franja de alto el fuego está borrosa, por lo que cada vez resulta más complicado establecer un comienzo del curso político, ya que todavía no se sabe muy bien cuando concluyó el anterior. En las últimas semanas se han multiplicado los frentes: Afganistán, Ceuta, el precio de la luz...
Las dos almas
Una difícil relación. Una de las principales cuestiones para este curso pasa por comprobar cómo evoluciona la relación entre los dos socios del Gobierno. Especialmente cuando el verano solo ha servido para enturbiar su relación, con un enfrentamiento entre Derechos Sociales e Interior, es decir, entre Ione Belarra y Marlaska, y con los morados amagando con salir a las calles en septiembre para manifestarse por el abusivo precio de la luz, una amenaza que en el PSOE intentan desactivar afirmando que no se puede jugar a ser oposición y Gobierno al mismo tiempo.
En esta relación jugará un papel importante el entendimiento entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, pero también será determinante el liderazgo que logre imponer la vicepresidenta gallega dentro de la heterogénea familia de Unidas Podemos, especialmente dentro del partido morado, en donde hasta la fecha ha venido contando con la protección de Pablo Iglesias pese a que no es ni afiliada a Podemos, algo que cada vez empieza a verse con un mayor recelo.
Relación con PNV y ERC
Presupuestos. Hay en temas en los que un acuerdo entre el PSOE y UP se está demostrando sumamente difícil, como la ley del alquiler o la derogación de la reforma laboral. En cualquier caso, en las cuestiones que sí lleguen a un entendimiento, después tendrán que negociar con el resto de sus socios parlamentarios, una mayoría en la Cámara baja que, como en la investidura, sigue pasando por el PNV y ERC. La prueba de fuego serán los Presupuestos.
El eXtractor catalán
Mesa de diálogo. Pese a que ha ido bajando su intensidad, la cuestión catalana continúa ahí, generando el mismo ruido de fondo que provoca el extractor de una cocina. Barcelona acogerá en septiembre la segunda reunión de la llamada mesa de diálogo entre el Gobierno español y el catalán, en donde los secesionistas volverán a reclamar el referendo y la «amnistía»para los condenados en el procès, ya que los indultos los consideran insuficientes. La primera reunión se celebró en La Moncloa en febrero del 2020, de la que salió un comunicado conjunto con un primer punto que decía: «La mesa se reunirá mensualmente». Han pasado 16 meses.
Comparecencias
Congreso. El regreso de la actividad parlamentaria dejará la comparecencia de tres miembros del Gobierno. Según acordó esta semana la Diputación Permanente, la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, ofrecerá explicaciones por el precio de la luz. El responsable de Exteriores, José Manuel Albares, dará cuenta de la operación en Afganistán. Y la titular de Sanidad, Carolina Darias, ofrecerá detalles sobre la pandemia y el avance del proceso de vacunación. La oposición critica la ausencia de Sánchez.
Acercamiento al PP
Deshielo. Pese a que Sánchez y Casado no hablan desde mayo, una de las novedades que deja el verano es el deshielo entre el PP y el PSOE, con Casado apoyando la acción del Ejecutivo en Afganistán o el incendio de Ávila, y con Moncloa alabando «el sentido del Estado» del popular. Falta comprobar si será suficiente para que alcancen un acuerdo en la renovación de cuestiones pendientes, como el CGPJ, el consejo de RTVE o el Defensor del Pueblo.
Cambios para alimentar el regreso del bipartidismo
Detrás de este tímido acercamiento entre el PSOE y el PP se esconde el objetivo compartido por ambas organizaciones de la vuelta al bipartidismo, un bipartidismo imperfecto, con una fuerza predominante en cada lado del tablero, pero en el que socialistas y populares tratan de achicar el espacio cada vez más reducido del que disfrutan los partidos a su izquierda y a su derecha, respectivamente.
El regreso del PSOE
A pie de calle. Los cambios en el Gobierno efectuados por Sánchez a mediados de julio fueron interpretados como un intento del presidente del Gobierno de cauterizar las heridas abiertas tras el convulso proceso de primarias en el que acabó recuperando la secretaría general. Desde su regreso de Lanzarote, en donde disfrutó de su familia de unas semanas de vacaciones, al jefe del Ejecutivo se le ha visto en sencillos actos locales, a pie de calle, sin grandes escenarios y desproporcionadas puestas de escena, como hacía tiempo que no se le veía, ni siquiera en campaña. Si el pasado domingo firmaba la escayola de Paquita en un pueblo de Ávila afectado por los incendios, el jueves visitó una residencia de ancianos en Navalmoral de la Mata (Cáceres), en donde prometió la llegada del tren a Extremadura en un año.
A mediados de octubre Valencia acogerá el congreso federal, en donde se refrendarán los cambios que tratará de introducir en las próximos fechas para finalizar con ese proceso de reconstrucción. Todo parece indicar que Adriana Lastra abandonará la portavocía del Grupo Socialista en el Congreso para centrarse en Ferraz. Simancas, su número dos en la Cámara Baja, fue nombrado recientemente secretario de Estado para las relaciones con las Cortes. Y en la Plaza de la Marina Española, Ander Gil, se convirtió en el presidente del Senado, por lo que el PSOE también busca un nuevo portavoz que represente a su grupo.
El PP, de mudanza
Una nueva sede. Mientras tanto, Casado busca afianzar ese rumbo para la oposición que le permita seguir creciendo en las encuestas. En la familia popular no se prevén tantos cambios, aunque sí habrá uno de consideración. Está previsto que este septiembre el PP anuncie dónde estará ubicado su nuevo cuartel general, tras la decisión del presidente del partido de abandonar el histórico edificio en el 13 de la calle Génova, como un intento de romper con el pasado y visibilizar que es una nueva etapa.
El galimatías de la derecha en el que Ciudadanos lucha por su supervivencia
En el PP confían en que el desgaste de Sánchez acabe por entregarles el Gobierno, aunque son conscientes de que para culminar la jugada deberán concentrar el voto en sus siglas. Buena parte de ese plan pasa por contener a Vox y ahogar definitivamente a Cs, que de seguir esta trayectoria, podría hasta desaparecer del Congreso. De esta forma, el voto de la derecha se repartiría fundamentalmente en dos grandes bolsas. Como guinda, en Génova esperan que la irrupción de Más Madrid el 4M no se quede en un tema autonómico, y que la fuerza dirigida por Errejón sea capaz de arrebatar voto progresista a Podemos y al PSOE en otros territorios, generando un reparto del grano del voto progresista en tres graneros, con la consiguiente penalización a la hora de transformar esas papeletas en escaños.
Vox necesita tensión política para dejarse notar y evitar que el PP les coma terreno, por lo que si el mar está en calma, serán ellos mismos los encargados de agitar el tablero. Los de Abascal amagan con presentar una nueva moción de censura para intentar retratar a Casado como un cómplice más de Pedro Sánchez.
Vox y su «España en pie»
En esta línea de caldear el ambiente, el partido de Abascal prepara un gran evento para los días 9 y 10 de octubre que llevará el nombre de «España en pie». La idea es que tenga repercusión en las 52 provincias (no se espera nada de calado en Galicia, en donde siguen sin representación). La fecha coincide una semana después de la convención nacional del PP y dos días antes de la festividad del 12 de octubre. Por otra parte, los amagos para tumbar la Junta en Andalucía también son ya una constante, por lo que en cualquier momento se produce un adelanto electoral.
En Ciudadanos, rotos tras su infructuoso acercamiento a Sánchez con los Presupuestos y la fallida operación en Murcia y Madrid, el objetivo es solo uno, aunque complicado: la supervivencia.