«La gente se quedaba como dormida y moría, otros se tiraban al mar», revive, y recuerda cómo finalmente, trece días después, el capricho de las corrientes llevó a la barca a una playa mauritana. Al llegar a la costa, murieron otras tres personas.
Podría ser peor. El mar podía haberlos llevado hacia adentro, donde les esperaban 4.500 kilómetros de océano Atlántico.