Félix Bolaños, Nadia Calviño y Óscar López asumen un mando del Gobierno al que se añade Yolanda Díaz

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, en una imagen de archivo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, en una imagen de archivo. Javier Lizon | Efe

Sánchez cambia todo el núcleo duro del Ejecutivo para rebajar el ruido y centrarse en la gestión económica

15 jul 2021 . Actualizado a las 11:00 h.

El eje no se desplaza, sino que cambia por completo. Del núcleo duro del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez, formado hace solo un año y medio y constituido por la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, el director del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo, y el vicepresidente segundo y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, con la incorporación del ministro de Transportes y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, ya no queda ninguno de los cuatro. En su lugar, Sánchez ha conformado un nuevo sanedrín compuesto por el nuevo ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y el nuevo director del Gabinete de la Presidencia, Óscar López, al que se suma la vicepresidenta segunda y referente de Unidas Podemos en el Gobierno, Yolanda Díaz.

Las órdenes de Sánchez a esta nueva guardia de corps son claras: todas las políticas estarán vinculadas a la recuperación económica; Cataluña sigue siendo eje central, pero es necesario mucha más discreción y menos ruido sobre este asunto, y una política de comunicación más cercana y transparente. Si los perfiles del núcleo duro anterior eran mediáticamente estridentes y antipáticos para los no adeptos, en el caso de Calvo, Ábalos e Iglesias, y oscuros, en el caso de Redondo, en el actual se buscan caras amables, capacidad de diálogo y eficiencia en la gestión por encima del discurso político partidista. Todo gira ya en torno a Sánchez, erigido en presidente total. El equipo está para cumplir objetivos, más que para asesorarle.

Cataluña también son fondos

En ese afán por reflejar un cambio de etapa, pasando de un Ejecutivo «de emergencia», como él mismo lo ha definido, a uno centrado en la gestión de los fondos europeos, clave también para la evolución del conflicto en Cataluña, Sánchez ha dejado toda la coordinación en manos de Félix Bolaños, hombre de su total confianza y nuevo factótum del Gobierno. Pero señala también como pieza clave a Calviño, a la que definió sin ahorrar elogios como una «mente privilegiada» con una enorme «vis política». Óscar López será la correa de transmisión entre el Gobierno y el PSOE, al que olvidó Redondo.

Pero en ese diseño juega también un papel clave Yolanda Díaz, a la que Sánchez mima en su trato, apostando por ella como una figura valiosa en su Ejecutivo y más realista que Iglesias, con el objetivo de fondo de superar las desavenencias con Calviño. Díaz se enteró de la crisis de Gobierno antes que la mayoría de los ministros socialistas. Sánchez la llamó y respetó su petición de no tocar la parcela de Unidas Podemos. Este miércoles, la vicepresidenta segunda afirmó que el statu quo del área económica se mantiene, recordando que sube Calviño, pero también ella, y destacó la figura de Bolaños, asumiendo así el rol que le ha dado Sánchez al ministro de la Presidencia.

La relación entre Pedro Sánchez e Iván Redondo acaba mal

El presidente del Gobierno ni siquiera ha nombrado en público a su exasesor desde su destitución y ambos han filtrado versiones opuestas del cese

Pedro Sánchez, seguido por Iván Redondo, en una imagen de archivo.
Pedro Sánchez, seguido por Iván Redondo, en una imagen de archivo. Mariscal | Efe

Algo realmente grave ha sucedido entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su ex jefe de Gabinete, gurú y principal asesor, Iván Redondo. En el anuncio de la remodelación del Gobierno realizado mediante una comparecencia en la Moncloa, y en la única entrevista que ha concedido el jefe del Ejecutivo desde que ejecutara los cambios, ha llamado poderosamente la atención el hecho de que Sánchez no citara el nombre de Redondo, con el que ha convivido diariamente cara a cara desde que iniciara la carrera por la recuperación de la secretaría general del PSOE hasta el pasado sábado. Ni siquiera para agradecerle sus servicios. Solo lo ha hecho a través del BOE.

Aunque ha eludido por ahora dar explicaciones de ninguno de los ceses, Sánchez no se ha comportado igual ni siquiera con José Luis Ábalos, con el que también ha acabado mal, pero del que destacó que ha sido «un buen ministro y un gran secretario de organización del PSOE». También ha hablado personalmente de Carmen Calvo, a la que ha agradecido su disposición para ser ahora una más del grupo socialista. Pero, cuando le han preguntado por Redondo, ni siquiera lo ha nombrado y ha dicho que también hay otros que salen y de los que no se habla.

Al margen de esa frialdad, que no se corresponde con el trato que ambos han mantenido hasta ahora, Sánchez y Redondo se han enzarzado en un cruce de filtraciones y desmentidos, dando por personas interpuestas interpretaciones completamente opuestas sobre las circunstancias en las que el hasta ahora todopoderoso asesor ha salido del Gobierno. Está confirmado que Redondo puso su cargo a disposición de Sánchez tras la repetición de las elecciones, en las que, lejos de subir, el PSOE bajó, y tras las pasadas elecciones madrileñas, que supusieron un descalabro para los socialistas. Pero eso es algo casi protocolario cuando las cosas no salen bien, y no significa, destacan algunas fuentes, que haya salido del Gobierno voluntariamente, como pretende difundir. En todo caso, y al margen de la versión real, la relación entre ambos parece rota hasta en lo personal. Y Redondo no va a encontrar muchos apoyos a su causa. Ni en el Gobierno, ni menos en el PSOE.