«Seguiremos buscando, pero se nos acaban los repuestos», reconocen desde el buque gallego Ángeles Alvariño

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

Miguel Barreto | EFE

El barco oceanográfico, con base en el puerto de Vigo, lleva casi un mes en Tenerife trabajando en el caso de Anna y Olivia

30 jun 2021 . Actualizado a las 17:56 h.

El barco gallego Ángeles Alvariño ha sido clave para la resolución de resolver la desaparición de Anna y Olivia, las dos hermanas asesinadas por su padre, Tomás Gimeno, en Tenerife. El buque oceanográfico comenzó hace casi un mes a rastrear los fondos submarinos próximos a la capital de la isla, donde Gimeno se deshizo de los cadáveres de sus dos hijas en una bolsa lastrada con el ancla de su embarcación.

La tecnología con la que cuenta el barco, un sonar de largo recorrido y sobre todo un robot submarino, el Liropus, que permite trabajar a grandes profundidades, resultó esencial para poder localizar el cuerpo de Olivia, de seis años y atar mucho de los cabos de un suceso que ha conmovido al país. Pero encontrar el cuerpo de Tomás Gimeno y sobre todo el de Anna, que no se estaba en la bolsa utilizada por el padre para deshacerse de los cadáveres, se ha convertido en una tarea muy dificultosa a pesar de los esfuerzos del amplio operativo que sigue todavía centrado en la búsqueda.

«No solo es cuestión de tiempo, sino que se nos están acabando los repuestos», reconocía el jefe técnico del robot Liropus, José Cubeiro con el que cuenta el Ángeles Alvariño entrevistado en varios medios. Lo complicado del terreno y sobre todo, la gran profundidad a la que están trabajando complican mucho las tareas. El buque, diseñado para investigar los fondos marinos, está sufriendo un gran desgaste. Este lunes tuvo que realizar una nueva parada técnica y regresar a puerto. En las últimas horas, el Ángeles Alvariño había estado peinando el área donde rescató el cuerpo de Olivia, pero ha regresado al puerto de Santa Cruz, en cuyo Muelle Sur atracó sobre a primera hora de la mañana, debido también a las adversas condiciones climáticas, con fuertes vientos en el mar.

Cubeiro reconoce que «el paso del tiempo» juega en contra. «El hallazgo del cuerpo de la pequeña resolvió en parte el caso porque lo peor sería no haber encontrado nada», indicó el experto que alabó el esfuerzo que está realizando el equipo como el del Instituto Español de Oceanografía y la Guardia Civil. «Entre todos hemos tratado de hacerlo lo mejor posible», dijo.

Campañas aplazadas

El Ángeles Alvariño debía haber puesto proa a medidas de junio a la bahía de Cádiz para participar en el proyecto Isunepca 0621, que tiene como objetivo principal estimar la abundancia de cigala a través de vídeos submarinos, hasta el día 26 . A continuación, el buque oceanográfico tenía previsto navegar hacia Palma de Mallorca, donde hasta el 15 de julio se embarcaría en una campaña enmarcada en la línea de investigación sobre ecología larvaria del atún rojo en el mar balear.

Desde el pasado 30 de mayo, cuando el barco llegó desde Vigo, el Ángeles Alvariño fue clave para encontrar en el fondo del mar una botella de buceo y unas fundas nórdicas de Tomás Gimeno, así como dos pequeñas botellas de oxígeno, también propiedad del padre. Este último hallazgo se produjo en una zona más alejada de la bocana del puerto de Santa Cruz, donde según considera la jueza instructora del caso, el padre arrojó, tras lastrarlos, los cuerpos de sus dos hijas. Las botellas de oxígeno fueron localizadas y recuperadas en una segunda zona donde se han centrado las labores de búsqueda, entre Añaza y Radazul.