El Gobierno teme que la presión de JxCat a ERC haga imposible un acuerdo en la mesa de negociación

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Los presos del «procés», en una imagen de archivo.
Los presos del «procés», en una imagen de archivo. Quique García | Efe

La radicalidad de las proclamas de los indultados al salir de prisión siembra el pesimismo en el Ejecutivo

26 jun 2021 . Actualizado a las 09:36 h.

El Gobierno no esperaba en ningún caso que tras la concesión de los indultos a los presos del procés estos salieran de prisión abogando por una solución dialogada en el marco constitucional. Pero tampoco que el mismo día en el que los indultos se publicaban en el BOE con el argumento de que el paso por la prisión les había hecho reconsiderar sus posiciones, los condenados insistieran en que siguen pensando lo mismo y que no hay más vía que la amnistía para 3.000 «represaliados» y el referendo de autodeterminación. Ni que el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, sostuviera en el Congreso que Sánchez otorga los indultos «por necesidad» no «por valentía».

La actitud desafiante de los indultados ha hecho mella en una parte del Gobierno, que se muestra poco optimista sobre la evolución del conflicto. Los más descreídos opinan que será muy difícil avanzar en la mesa de negociación, sobre todo si ERC insiste en reclamar que Carles Puigdemont, fugado de la Justicia, regrese a España sin ser detenido. Aunque están convencidos de que el presidente catalán, Pere Aragonés, tiene una voluntad sincera de reconducir el conflicto, creen que su dependencia de JxCat y de la CUP, que le han dado un plazo de dos años para conseguir un referendo pactado con el Gobierno y amenazan con forzar unas nuevas elecciones si no se logra, puede ser insalvable.

Pedro Sánchez no va a variar su posición de ofrecerse permanentemente al diálogo, con la esperanza de que ERC consiga mover la posición de sus socios y aliados en la Generalitat. Pero en el Ejecutivo ven muy difícil llegar a un acuerdo en la mesa de negociación. Y más, con la amenaza permanente del reloj. La posición que mantenga Oriol Junqueras una vez pasada la euforia de la salida de la cárcel se considera clave para la evolución del conflicto. En todo caso, la intención del Gobierno es no levantarse de la mesa, por exigente que se muestre la Generalitat, para, en caso de fracaso, poder sostener que lo intentaron hasta el final.