Miles de personas llenan Colón contra los indultos a los presos secesionistas

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

ESPAÑA

Alejandro Martínez Vélez | Europa Press

La plataforma convocante anuncia más protestas contra el Ejecutivo

14 jun 2021 . Actualizado a las 13:01 h.

Dos años después de la concentración en Colón que dio lugar a la famosa foto conjunta de Casado, Abascal y Rivera, la céntrica plaza madrileña volvió a acoger ayer una protesta contra el Gobierno de Pedro Sánchez. En febrero del 2019 la excusa para salir a la calle fue el acuerdo del jefe del Ejecutivo con el presidente catalán para negociar con la mediación de un relator. La manifestación de ayer clamó contra la decisión del Ejecutivo de indultar a los líderes secesionistas condenados por el Supremo.

La Policía Nacional cifró la concentración de ayer en 25.000 personas. Muy lejos de los 126.000 manifestantes estimados por la Policía Municipal. Lo que sí resultó una evidencia fue que la multitud fue menos numerosa que la de la primera edición. Sin duda influyeron el sofocante calor que sacude Madrid estos días, con el termómetro por encima de los 30 grados, el miedo a contagiarse por covid-19, pero también aportó su granito de arena el PP, que a diferencia del 2019, en esta ocasión secundó el acto con el freno de mano echado, sin hacer un llamamiento público y sin fletar autobuses.

Pablo Casado acudió a la protesta arropado por Ayuso, de la que no se separó un instante, del alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, y de su secretario general, Teodoro García Egea. El líder de la oposición ocupó un lugar discreto en uno de los extremos y cumplió su objetivo de evitar a toda costa una nueva foto con Abascal que sirviese de excusa al Gobierno para movilizar a su electorado. Con esa idea de mantener un perfil bajo, el PP apostó por repartir a a sus cargos por todo el recinto.

Presencia gallega

Casado partió de Génova 13 tras acusar a Sánchez de «vender» la unidad del país con tal de seguir en la Moncloa. Cuca Gamarra, el gallego Jaime de Olano y otros diputados nacionales ocuparon otro sector. Ana Pastor estuvo charlando con simpatizantes por otra zona. También andaban por allí el secretario xeral del PPdeG, Miguel Tellado, y el presidente de Novas Xeracións, Adrián Pardo, que se desplazaron desde Galicia para evitar cualquier suspicacia ante la ausencia de Feijoo, que este lunes se reúne con el papa Francisco en el Vaticano. El líder gallego y el resto de los barones del partido, como Mañueco o Moreno Bonilla, alegaron problemas de agenda. La única que adquirió algo de protagonismo fue Cayetana Álvarez de Toledo, enfadada con la dirección desde su relevo como portavoz, y que irrumpió en el epicentro de la protesta de la mano de Vargas Llosa sin mostrar ningún tipo de reparo en posar con la plana mayor de Vox.

Por su parte, los de Abascal sí apostaron por ocupar un lugar más céntrico, en donde hizo un derroche de popularidad y aseguró no «tener vergüenza a ninguna foto». A diferencia de Casado y de Arrimadas, el de Vox no sufrió ningún improperio. Los líderes políticos no subieron al escenario, que quedó reservado para el escritor Andrés Trapiello, que clamó «¡Basta ya!», a Yeray Mellado, de S'ha acabat, y Rosa Díez, portavoz y, junto a Fernando Savater, uno de los rostros más populares de Unión 78, la plataforma convocante, que anunció más protestas contra los indultos.

No hubo foto: Casado, Arrimadas y Abascal jugaron a las tres esquinas

La exdiputada Rosa Díez, una de las impulsoras del acto.
La exdiputada Rosa Díez, una de las impulsoras del acto. A. Pérez Meca | Europa Press

La división entre las tres fuerzas políticas mayoritarias que secundaron la concentración se pudo palpar incluso antes de que diese comienzo. Santiago Abascal, llegó en volandas al simbólico punto de encuentro fijado por Vox, el monumento al almirante Blas de Lezo, ubicado en el extremo oriental de Colón. La líder de Cs, Inés Arrimadas, partió desde la entrada de la Biblioteca Nacional, en la salida hacia el sur. Y el presidente del PP, Pablo Casado, convocó a la prensa a las puertas de la todavía sede central del partido, en el 13 de la calle Génova, y, por tanto en el extremo contrario al de Abascal. El jefe de la oposición, que consiguió evitar la foto con el líder de Vox, permaneció en un segundo plano durante toda la protesta al quedarse en uno de los laterales arropado por el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la más vitoreada por los simpatizantes, eclipsando al líder del partido. Los tres tomaron la palabra antes de partir hacia la zona cero. Casado logró esquivar la foto junto a Abascal, pero de lo que no logró zafarse fue del boicot de un puñado de simpatizantes de Vox que aguardaban agazapados entre sus simpatizantes hasta que tomó la palabra: «¡Pablo Casado, nos has abandonado!», coreaban, mientras los populares trataban de acallarlos.

«¡Puigdemont, al paredón!»

La tensión aumentó de camino a Colón, enzarzándose por una pancarta con varios jóvenes del PP. Resultado: unas gafas rotas. Al llegar a la zona cero tocó aguardar por los discursos una hora a consecuencia de un fallo técnico. Amenizó la espera una señora que se descalzó para no mojar sus alpargatas en la charca que rodea el monumento a Colón. También tuvo su minuto de gloria un señor con otra bandera española que acabó con los bajos de los pantalones empapados. Se le secaron pronto por el calor, causante de un susto a un diputado de Vox Santander. De fondo, muchos gritos de «Sánchez dimisión» y algún que otro «¡Puigdemont al paredón!».

La Moncloa mantiene su hoja de ruta y podría dar la medida de gracia esta semana

Los indultos «están cerca», insiste Calvo tras acusar al PP de agitar las calles

Fran Balado

Colón no supondrá ningún freno para que el Gobierno mantenga su hoja de ruta con los indultos a los líderes del procés. Moncloa considera que el coste político no será tan elevado como advierte y desea la oposición, y Sánchez está decidido a aprobarlos a la mayor brevedad posible. Si no es en el Consejo de Ministros de este martes, será en el del próximo día 22. Solo depende de que los responsables jurídicos del Ejecutivo consideren que la redacción formal de esta medida de gracia sobre los líderes catalanes esté blindada ante los más que previsibles recursos.

La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, volvió a ofrecer una buena pista de que los indultos serán recogidos en el BOE más temprano que tarde. «Están cerca», insistió. Calvo admitió que existe un considerable sector de la población española que no acaba de entender esta actuación del Gobierno, un descontento que achacó a la «batalla irracional» desatada por «la oposición conservadora», refiriéndose no solo a la convocatoria de la marcha de ayer en Colón, si no a la campaña de recogida de firmas lanzada por el PP o a la batería de iniciativas parlamentarias a todos los niveles con las que intentan retratar a los barones socialistas más moderados. «El PP debe asumir su parte de responsabilidad y decidir qué va a aportar. ¿Solo volver a Colón con los herederos del franquismo?», lamentó Calvo en una entrevista publicada ayer por La Vanguardia. La secundó el secretario general del grupo socialista en el Congreso, Rafael Simancas, que compareció en Ferraz para llamar a «reflexionar» a un Pablo Casado al que, con la excepción de «la radical Ayuso», sus barones «han dejado solo», invitándole a hacer «un ejercicio de patriotismo». «Necesitamos menos gritos y más lealtad», afirmó.

Una decisión «de calado»

Calvo desvinculó de cualquier «calendario político» la aprobación de estos reales decretos que para hacerse efectivos deberá firmar el rey a propuesta del Ministerio de Justicia, previa deliberación del Consejo de Ministros. La decisión, «de mucho calado», es irreversible, y en Moncloa consideran que son un paso de cara a «normalizar las relaciones institucionales y parar la tremenda confrontación provocada por el independentismo y la derecha española». Tras la tramitación de los indultos de Junqueras y el resto de líderes condenados tras la declaración de independencia aprobada por el parlamento catalán en el 2017, el departamento jurídico se centrará en la revisión del delito de sedición del Código Penal, algo a lo que el Gobierno se ha comprometido a aprobar antes de que expire la legislatura.

Por otra parte, Calvo volvió a marcar terreno respecto a sus socios en el Gobierno. Si el otro día la nueva líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, se mostraba partidaria de levantar cualquier cargo pendiente sobre Puigdemont, Calvo insistió en que el caso del expresidente catalán guarda poca relación: «no rindió cuentas ante la justicia española, es una diferencia muy importante», afirmó.

Gabriel Rufián, portavoz de ERC: «Una narcosala de la ultraderecha donde se reparte metadona mala»

«Una especie de narcosala de la ultraderecha en la que se va a repartir metadona de la mala para esa gente». El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, definió así la manifestación de Colón contra los indultos. El dirigente independentista participó ayer en Santiago de Compostela en un coloquio con la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, quien se refirió a esta medida de gracia como una «buena noticia».

Por otra parte, Rufián también lamentó los resultados logrados por la derecha en las pasadas elecciones de Madrid. «¿Por qué hay tanto ratón votando a gatos? Hay muchísima gente que está dispuesta a votar en contra de sus intereses pensando que vota a favor de sus principios».