Lo cierto es que ni el propio Casado tiene claro que el partido que lidera vaya a sacar réditos de la protesta y en Génova lleva toda la semana instalada la psicosis de que una nueva foto junto a Abascal eche por tierra las buenas expectativas electorales de las que disfrutan desde el triunfo de Ayuso. Precisamente la presidenta madrileña fue una de las primeras en afirmar que secundaría la convocatoria, incluso antes de que la dirección nacional del partido se posicionase al respecto, siendo este uno de los motivos que obligaron a Casado a estar presente. Sin embargo, el temor a una nueva foto de Colón es evidente, tal y como ha quedado constatado en las numerosas conversaciones que han mantenido con los organizadores de la marcha a lo largo de todos estos días para evitar una encerrona que favorezca a los de Abascal. Además, la dirección nacional ha optado por repartir a sus caras más visibles entre todo el espacio de la protesta, tratando de diluir así un poco más su presencia, algo muy poco habitual en estos casos, en los que precisamente se suele pretender lo contrario: mostrar músculo.
Para evitar una nueva foto conjunta, el jefe de la oposición parte a la protesta desde la sede del PP, en el 13 de la calle Génova, a tan solo unos metros al oeste de la zona cero. Abascal convocó a los medios en la estatua de Blas de Lezo, ubicada en el extremo oriental de la misma. Por su parte, Arrimadas citó a la prensa a las puertas de la Biblioteca Nacional, en la salida sur.