El Gobierno acelera y ya tiene todo listo para aprobar los indultos del «procés»

R. Gorriarán MADRID | COLPISA

ESPAÑA

Bienvenido Velasco | EFE

Sánchez sopesa dar luz verde antes de reunirse con Pere Aragonès

12 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo falta la firma del rey y del presidente del Gobierno en los nueve decretos de indulto a los condenados por el Tribunal Supremo en la causa del procés. El Consejo de Ministros podría aprobarlos el próximo martes o en la siguiente reunión. El momento lo decidirá Pedro Sánchez, que sopesa conceder la medida de gracia antes de su reunión en la Moncloa con el presidente de la Generalitat.

El Gobierno cree que la pista de aterrizaje para los indultos ya está preparada y considera innecesario mantener el suspense sobre la fecha de su aprobación. El ministro de Política Territorial apuntó este miércoles que no sería bueno «mantener abierta una etapa de incertidumbre», y Miquel Iceta es uno de los miembros del Gobierno mejor informados, como líder del PSC, del estado de la tramitación. La vicepresidenta Carmen Calvo también señaló el jueves que los expedientes «están terminándose y en cuanto estén terminados, que no tardará mucho, irán al Consejo de Ministros».

El Ministerio de Justicia tiene los nueve informes listos. Son nueve y no doce porque tres de los condenados, los exconsejeros Meritxell Borràs, Carles Mundó y Santiago Vila, cumplieron el miércoles su condena de un año y ocho meses de inhabilitación por un delito de desobediencia y así lo ratificó ayer el Tribunal Supremo. El departamento que dirige Juan Carlos Campo recibió el 26 de mayo el último informe, el del Supremo, y desde entonces los abogados del Estado han trabajado en la exposición razonada de las medidas de gracia para que sean inatacables ante los previsibles recursos. «Calidad mejor que rapidez», explican en la Moncloa para justificar que los indultos no hayan llegado ya a la mesa del Consejo de Ministros.

Es probable, apuntan fuentes gubernamentales, que en la próxima reunión del gabinete, este martes, o en la siguiente, el 22 de junio, se incluyan en el índice rojo del Consejo, el de los asuntos que requieren especial deliberación entre los ministros. Un debate que será formal porque la decisión política de aprobar los indultos está tomada desde hace tiempo.

Los ministros que han mostrado algún reparo, como la titular de Defensa, lo han planteado desde el punto de vista jurídico. Margarita Robles suscribió hace nueve años un manifiesto de magistrados y juristas contrarios a la concesión de indultos porque supone una injerencia en la labor del Poder Judicial.

El momento exacto de la aprobación está en manos del presidente del Gobierno, que sopesa la posibilidad de dar luz verde a los decretos antes de su reunión con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, en la Moncloa. Una cita que no tiene fecha, pero que se da por hecho que será este mes. Juega a favor de una inminente aprobación que el rey Felipe VI estará este miércoles en Barcelona para inaugurar las Jornadas del Círculo de Economía, y en Cataluña, a diferencia del resto de España, existe un respaldo mayoritario y transversal a las medidas de gracia.

Pedagogía, Junqueras y el PP

Entre los ministros está instalada la idea de dar el paso «cuanto antes». Consideran que la campaña pedagógica para explicar las razones de «utilidad pública» de los indultos ha surtido efecto y, al menos, la negativa inicial en sectores del PSOE y del electorado progresista ha sido neutralizada. Dirigentes tan notables como el expresidente Felipe González ha pasado de rechazarlos porque «no se dan las condiciones» a admitir que tienen la «intención saludable de distender y recuperar una vía política» para hallar una salida al conflicto en Cataluña. José Bono, siempre beligerante con todo lo que huela a nacionalismo, mostró sus «dudas» sobre la eficacia pero se puso del lado del Gobierno. Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara también han bajado el diapasón después de unas rotundas protestas iniciales.

La carta de Oriol Junqueras, con su renuncia a la independencia unilateral, también ha contribuido, pese al escepticismo que suscita, a apaciguar los ánimos socialistas. Pero quizá el elemento más compactador para el PSOE ha sido la encendida campaña desatada por el PP, con su retorno a la plaza de Colón y un discurso apocalíptico sobre «traiciones» del Gobierno al Estado de derecho y «rendiciones» ante los independentistas.

Una oposición tan hiperbólica,a juicio de los socialistas, ha provocado un cierre de filas en el partido en torno a Sánchez a pesar de no compartir al cien por cien la medida.